El vicepresidente del Consorcio del Huesna, José María Villalobos, ha señalado que «en esta fase de alerta no se contemplan restricciones en el suministro» pero «hacemos un llamamiento a la ciudadanía, organismos, empresas y servicios municipales para que empleen el agua de manera racional y responsable, realizando un uso eficiente de un recurso limitado que contribuya a preservar las reservas actuales del embalse del Huesna y evitar o al menos retrasar lo máximo posible la entrada en la fase de emergencia por sequía, a la que se llegaría al descender las reservas almacenadas de los 34 hm3».
El actual escenario de alerta es el segundo de los tres estados de sequía (Pre-Alerta, Alerta y Emergencia) y prevé «recomendaciones y medidas» encaminadas a mantener «consumos eficientes». Para este escenario de Alerta, en el caso del riego y los jardines, se plantea realizar riegos «exclusivamente en horas comprendidas entre el atardecer y el amanecer, preferiblemente entre las 21,00 horas y las 8,00». «El riego ha de ser el mínimo indispensable para garantizar el mantenimiento de las especies y siempre mediante goteo o riego por aspersión. En ningún caso, se debería llevar a cabo el riego a manta», aclara el Consorcio.
El riego «sólo» deberá realizarse un máximo de dos veces por semana, debe evitarse la plantación de césped, plantas ornamentales y árboles que requieran de algún tipo de riego con agua potable y debe «limitarse» el uso de agua de la red general para riegos y baldeos. En relación a las fuentes públicas ornamentales, se recomienda que no sean llenadas, salvo la excepción de estanques, fuentes o lagunas artificiales que mantengan algún tipo de fauna acuática con el mínimo de agua imprescindible para preservar la vida de dichos animales.
En relación a las piscinas municipales, «sólo deberían llenarse completa o parcialmente aquellas que cuenten con un sistema cerrado de depuración, que empleen, exclusivamente, el agua imprescindible para mantener su salubridad o poder hacer la limpieza de sus filtros y demás instrumentos que la componen». Aquellas piscinas que usen agua de pozo y cuyos sobrantes no vierten a la red de saneamiento de la ciudad, «podrán mantener su funcionamiento habitual». Las de nueva construcción «no deberán ser llenadas», se apostilla.
Sobre la limpieza de calles y baldeos se recomienda, evitar la limpieza de calles y aceras salvo en casos de accidentes que hayan vertido productos o elementos que necesiten ser eliminados por razones de salubridad o motivos de seguridad ciudadana. En cualquier caso, la limpieza se realizará, preferiblemente, mediante agua a presión y con el «mínimo imprescindible». Villalobos ha recordado que «la situación de sequía no afecta sólo al volumen de agua disponible en el embalse, sino también a la calidad de la misma, pues al ser captada cada vez más cerca del fondo del embalse su calidad empeora progresivamente. Si bien se ha ido adaptando el tratamiento de potabilización a las características cambiantes del agua bruta, no puede descartarse que propiedades organolépticas del agua tratada tales como olor, color o sabor puedan verse negativamente afectadas».
A este respecto --ha añadido--, «es importante señalar que en ningún caso estas alteraciones organolépticas comportan riesgo alguno para la salud de los consumidores. Así, el agua suministrada cumple todas las exigencias del R.D. 3/2023, de 10 de enero, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo, su control y suministro, y demás legislación vigente, estando por tanto garantizada su salubridad y aptitud para su consumo».
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