Imagen del plano de Italica con la localización del circo al este de la trama urbana de la ciudad adrianea | CONSEJERÍA DE CULTURA

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Alejandro Jiménez Hernández, arqueólogo que encabeza la investigación gracias a la cual han sido detectados indicios de vestigios arquitectónicos de lo que habría sido el circo de la antigua ciudad romana de Itálica, cuna del emperador Trajano y al menos de la familia de Adriano y cuyas ruinas descansan en Santiponce (Sevilla), ha manifestado que los resultados de dicho estudio arrojan que dicha infraestructura habría sido un recinto «excepcional, con diferencia el mayor circo de toda la Península Ibérica y uno de los más grandes del Imperio, sólo un escalón por debajo del Circo Máximo de Roma».

Jiménez Hernández, doctor en Geografía e Historia en la especialidad de Prehistoria y Arqueología por la Universidad Hispalense, ha expuesto en declaraciones a Europa Press que este avance en la investigación de Itálica, un recinto arqueológico que aspira a la declaración de Patrimonio Mundial como exponente de la arquitectura y el urbanismo en la etapa del emperador Adriano, con raíces familiares en dicha población, deriva de un proyecto científico destinado al estudio científico de los anfiteatros de las antiguas ciudades romanas de Carmo (Carmona), Itálica y Astigi (Écija).

El proyecto de investigación, según ha precisado, incluía además trabajos dirigidos a «completar» la información cosechada respecto a los restos del circo de la antigua Astigi y «comprobar la hipótesis» planteada respecto a que Itálica hubiese contado con un circo.

En ese sentido, recordemos que en 2022, con motivo de la propuesta de esta investigación, Jiménez Hernández razonaba que no resultaba concebible que se hubiese diseñado una ciudad de nueva planta como el sector adrianeo de Itálica, caracterizado por edificios públicos de gran envergadura como su anfiteatro, con capacidad para unos 30.000 espectadores y que habría sido «no sólo es el más grande de la Península Ibérica», sino «el mayor» edificio de este tipo fuera de la Península Itálica", sin dotar de un circo al asentamiento.

El estudio geofísico

En ese marco, los trabajos acometidos en el entorno de Itálica a la búsqueda de los vestigios de su circo han consistido en once perfiles con georradar y otros cinco con tomografía de resistividad eléctrica, exponiendo este arqueólogo que «normalmente es complicado demostrar nada» con los resultados de un estudio geofísico, pues los mismos pueden ser «interpretados de diferentes maneras».

Pero en este caso, «la cimentación de este edificio (del circo) es de tal envergadura», que ha sido directamente detectado mediante tales trabajos de georradar y de tomografía de resistividad eléctrica, lo que le ha llevado a destacar el uso de «dos sistemas diferentes» de sondeo al objeto de cotejar los resultados.

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«En todos los perfiles que hicimos, hemos detectado la estructura del circo en diez de ellos, con una idea clara de sus formas y de su estado de conservación», ha enfatizado, precisando que los resultados arrojan que esta infraestructura estaría ubicada entre el teatro romano de Itálica, instalado en la ladera del Cerro de San Antonio y correspondiente a la trama urbana italicense previa a la ampliación urbanística promovida por Adriano; y el entorno que actualmente ocupa el popular Ventorrillo Canario y sus inmuebles adyacentes.

«Todos los indicios apuntaban allí y ahora la geofísica ha acabado de demostrarlo», ha manifestado el arqueólogo responsable de este proyecto de investigación, reconociendo que los restos del circo de Itálica reposarían en el subsuelo de una zona actualmente poblada de viviendas y otras edificaciones, pero explicando que gran parte del patrimonio histórico yace «bajo ciudades actualmente habitadas» y «lo importante es tener la información (sobre los restos) y poder representarlos, porque hay maneras para hacer ver a la gente cómo eran» esos edificios.

La investigación continúa

A tal efecto, según ha dicho, su equipo está ya redactando un proyecto de actuación arqueológica puntual con la finalidad de precisar al máximo las conclusiones del estudio geofísico y avanzar en el conocimiento del citado recinto italicense.

En cualquier caso, en un marco en el que los resultados del mencionado estudio arrojan que el circo de la antigua Itálica se habría extendido en una superficie de más de ocho hectáreas, el equivalente actual a ocho campos de fútbol, con una longitud máxima de 532 metros, una anchura de entre 140 y 155 metros y capacidad para unos 80.000 espectadores; Alejandro Jiménez ha enfatizado que se trataría de un recinto «excepcional, con diferencia el mayor circo de toda la Península Ibérica y uno de los mayores del Imperio, sólo un escalón por debajo del Circo Máximo de Roma».

Al respecto, ha planteado que a la hora de diseñar la ampliación urbanística de la ciudad de sus orígenes, el emperador Adriano habría pretendido «convertir su vieja Itálica en una nueva Roma, de unas dimensiones más reducidas pero con todos los hitos topográficos y monumentales reconocidos».

Además, Alejandro Jiménez ha defendido que este hito en la investigación de Itálica constituye «un paso más» en el camino del yacimiento hacia la declaración de Patrimonio Mundial como exponente de la arquitectura y el urbanismo en los años del emperador Adriano, remarcando que Itálica «no es una ciudad romana más, ni siquiera una ciudad romana tipo, sino mucho más que eso y tiene méritos sobrados» para dicho reconocimiento internacional.