Los trabajos han contado con un presupuesto de 75.000 euros y han sido realizados en los últimos cuatro meses por la empresa Albarium S. L.
Los lienzos representan diferentes escenas como la entrada de Alfonso V en Nápoles o el matrimonio de los Reyes Católicos y también otras que hacen referencia a situaciones del medio rural como la sequía.
«Las pinturas vuelven a brillar ahora con su color y tersura original. Aunque el estado de las obras era aceptable, presentaban diferentes alteraciones debido principalmente al polvo acumulado en la superficie y al destensado de la tela», ha destacado la vicepresidenta de la DPZ, Teresa Ladrero, quien ha explicado que las obras «habían llegado hasta la actualidad en un estado relativamente bueno pero había suciedad superficial en todos los lienzos. En décadas pasadas se fumaba mucho en estos espacios, lo que sumado al paso del tiempo crea una capa de suciedad importante».
«Es un lugar con mucha simbología para la institución. Hasta hace unos años se celebraban las sesiones plenarias y ahora este salón acoge muchos de los actos culturales programados por la DPZ, por lo que por aquí pasan centenares de personas que podrán disfrutar del magnífico resultado de la restauración», ha apostillado Ladrero.
Las pinturas alegóricas del antiguo salón de plenos de la DPZ destacan por sus grandes dimensiones. Fueron encargadas cuando se construyó el actual palacio provincial al pintor manchego Manuel López Villaseñor (Ciudad Real, 1924-Madrid, 1996), considerado uno de los maestros españoles del realismo de la segunda mitad del siglo XX, aunque siguió una carrera solitaria, lejos de las tendencias artísticas dominantes.
Se pintan en dos momentos diferentes, en 1954 y 1955 las que se encuentran en la cabecera y en el fondo y las de laterales, diez años más tarde.
Las escenas
«Entrada de Alfonso V en Nápoles» es la pintura de la cabecera. Constituida por cuatro lienzos unidos, en ella el artista plasmó el momento en el que Alfonso V efectuaba su importante entrada triunfal en Nápoles que, después de años de intensas batallas, pasaba a engrosar los dominios aragoneses en el Mediterráneo.
Dos grandes lienzos y uno más pequeño forman el conjunto de pinturas del muro este, situado al final del salón. En este caso, Villaseñor aprovechó la existencia de la puerta en medio de la pared para representar dos escenas de carácter histórico con las que glosar la grandeza de España a través de los Reyes Católicos, símbolo de la unión de Aragón y Castilla, y la predicación de Santiago en Zaragoza.
Uniendo ambos murales se encuentra una tercera pintura de pequeño tamaño situada encima de la puerta con los cuatro cuarteles del escudo de Aragón.
Diez años más tarde, en 1964 y 1965, Manuel López Villaseñor vuelve a la Diputación de Zaragoza para realizar cuatro murales en los laterales. En este caso, quiso dedicar las pinturas al pueblo anónimo. Aunque cada uno de los cuatro murales es distinto, todos siguen un patrón común compuesto por un grupo de personajes dispuestos en primer plano ante un paisaje urbano o natural con un
horizonte muy elevado que, al no dejar respirar a la composición, confiere una sensación de asfixia.
Manuel lópez villaseñor
El pintor Manuel López Villaseñor nace en Ciudad Real en 1924. Tras obtener una beca estudia en la Escuela Especial de Bellas Artes de San Fernando. Consigue varios premios, entre ellos el Carmen del Río y el Molina Higueras concedidos por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además del de la Exposición Nacional de Valdepeñas. Expone en el Casino de Ciudad Real en 1948 y se marcha a Roma entre 1949 y 1954 tras conseguir el Gran Premio de la Academia Española de Bellas Artes.
Logra numerosos reconocimientos y expone en ciudades como Nueva York. Es catedrático de Pintura Mural y Procedimientos Pictóricos de la Escuela de San Fernando de Madrid y sus obras están presentes en museos como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid o el Museo del Vaticano.
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