Miguel Ángel Anía ha destacado que «la movilidad al trabajo es obligada, por lo que tiene una naturaleza muy especial que debe tenerse en cuenta incluso en el cálculo de los servicios mínimos de transporte público en casos de huelga. Además, los accidentes in itinere se consideran accidentes laborales al estar relacionados directamente con la actividad laboral».
Estrategias
Miguel Ángel Anía ha expuesto las diferentes situaciones de movilidad que se producen en función de la ubicación y la distancia a los centros de trabajo.
Así, ha constatado que cuando el lugar de trabajo está en el casco urbano, los movimientos se realizan preferentemente a pie en distancias no superiores a cinco kilómetros, y en transporte público o vehículos de movilidad sostenible como la bici y el patinete para distancias de entre 5 y 10 kilómetros.
«No es recomendable el uso del vehículo privado para desplazamientos intraurbanos inferiores a 10 kilómetros --ha recalcado Anía--, siempre vamos a tener otros medios alternativos más eficaces».
El director general de Transportes ha apuntado que en las ciudades aragonesas, incluida Zaragoza, la de mayor tamaño y mayor número de desplazamientos, la movilidad al trabajo en los entornos urbanos está más o menos resuelta.
«El problema lo tenemos cuando las distancias superan los 10 kilómetros o las conexiones se realizan por tramos de carretera, aquí la movilidad a pie no es posible, la movilidad en bici puede no resultar segura y tenemos que utilizar vehículos a motor».
«Si los horarios de entrada y salida de los centros de trabajo son coincidentes, se produce una simultaneidad de personas en movimiento que lleva a situaciones de colapso en los momentos puntuales en los que los trabajadores entran o salen, generando atascos de tráfico y situaciones de riesgo de accidentes, que alargan los tiempos de desplazamiento y generan un nerviosismo que incrementa el riesgo de accidente».
Soluciones
Según Miguel Ángel Anía, no hay soluciones perfectas pero sí se pueden aplicar medidas que ayuden a reducir el colapso y por tanto favorecer la seguridad en los desplazamientos.
Como solución indirecta, Anía ha planteado reducir el impacto de la simultaneidad de las entradas y salidas, acordando, entre los centros más próximos, horarios con intervalos. «Separando los turnos en intervalos de media hora serviría para conseguir una mayor fluidez de tráfico, desplazamientos más rápidos, menos estresantes y, por tanto, más seguros».
Como soluciones directas, el director general de Transportes ha propuesto aquellas orientadas a reducir el número de vehículos que circulan simultáneamente.
Esto se consigue apostando por carriles segregados o compartidos específicos para usos con vehículos sostenibles. «Aquí sería interesante estudiar su uso también para ciclomotores eléctricos, cuya velocidad no supere los 40 kilómetros por hora, una solución que ya se está aplicando en otras ciudades, aparte de la bici y los vehículos de movilidad personal, conectando con los núcleos residenciales más próximos, tal como hemos hecho con el carril bici de Malpica y otros que tenemos en ejecución por la carretera de Logroño y las conexiones con Plaza, financiados con fondos europeos».
Otras medidas apuntadas por el director general de Transportes pasan por organizar a los trabajadores que viven en una misma zona en turnos de coches compartidos, incluso a través de plataformas tecnológicas de sharing de vehículos, u organizar rutas de transporte colectivo de empresa --incluso de forma mancomunada entre varias empresas próximas--, de forma que la ruta de distribución en los domicilios sea la más corta posible al agrupar a los trabajadores que viven en un mismo área: «Por ejemplo, que quienes vayan a trabajar a un polígono concreto y vivan en el mismo barrio puedan compartir un autobús».
Transporte público
El transporte público es una solución viable tan sólo en el ámbito urbano, ya que existe una mayor dispersión y conectividad a través de los múltiples enlaces urbanos, no siendo así el caso de los polígonos industriales.
«Los polígonos tienen que tener transporte público, sí, para aquellos que acuden a ellos y no están sometidos a una simultaneidad, pero no para resolver el problema del desplazamiento de los trabajadores», ha dicho.
El transporte público debe organizarse a intervalos regulares con múltiples paradas en su recorrido, lo que limita notablemente la capacidad de transporte que es necesaria cubrir en las horas punta, provocando que los buses se llenen en determinadas franjas horarias y circulen vacíos«, ha señalado Anía, quien ha vislumbrado que »la mejor solución será la combinación de varias de las soluciones propuestas, adaptándolas a cada caso concreto".
Para concluir su intervención, Miguel Ángel Anía ha propuesto «trabajar conjuntamente entre empresas, trabajadores y administraciones con el fin de resolver los problemas que podamos tener en la movilidad hacia el trabajo».
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