Obra de Olafur Eliasson | ERIKA EDE

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Una instalación lumínica del artista Olafur Eliasson, compuesta de siete elementos de acero y vidrio dispuestos directamente bajo el pavimento de las aceras de la calle Iparraguirre, situada frente al Museo Guggenheim, abrirán paso a los viandantes antes de acceder a la explanada donde se ubica el edificio de Frank Gehry.

La creación artística ha sido presentada este martes en una comparecencia que ha contado con la presencia del propio artista nórdico, que ha acompañado al director del museo, Juan Ignacio Vidarte y al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto y del concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza.

Las siete piezas, que han sido distribuidas bajo el pavimiento de la calle en el tramo situado entre la plaza San José y el museo, tienen forma romboidal y constan de un juego de vidrios y acero dispuestos en el suelo, a modo de ventanas, desde donde se observa una forma geométrica y orgánica con una textura mineral, con los bordes nítidos de un poliedro.

Las formas que se observan son, tal y como ha explicado Vidarte, «ilusiones» generadas por los caleidoscopios construidos con espejos en forma de trapecio que confluyen en un punto ante el observador que mira desde la superficie.

El artista ha empleado para las piezas siete minerales y rocas de Bizkaia, seleccionados por su importancia dentro de la historia y la minería de la región.

En concreto, Eliasson ha empleado calcita, limonita, goethita, siderita, basalto, arenisca y caliza. Cada mineral o roca que se refleja en los espejos de cada caleidoscopio genera unas formas geométricas con texturas y colores que son diferentes en cada uno de los siete emplazamientos elegidos para las creaciones.

Otra de sus particularidades es que iluminan la calle desde abajo, generando, tal y como ha destacado Vidarte, «un mundo caleidoscópico y una atmósfera singular y onírica».

Nueva perspectiva

Con esta obra, titulada «Beneath Bilbao, the curious planet», su creador, el artista danés-islandés invita al público, a los posibles visitantes, vecinos y viandantes en general a "detenerse y observar desde una perspectiva nueva.

Tal y como ha explicado, esta obra permite al espectador mirar por debajo de sus pies, al subsuelo, donde he puesto minerales, rocas, que son los materiales que sirven para construir las ciudades como Bilbao, y están en la base económica de la creación urbana«. »Les propongo mirar hacia abajo desde el presente, y en base a lo que somos hoy, en lugar de invitar a soñar o a pensar en utopías".

Olafur Eliasson (Islandia/Dinamarca, 1967) ha descrito su instalación como piezas realizadas con espejos e insertadas en el pavimento a modo de piedras preciosas que debes descubrir y que, a medida que recorres el trayecto entre una y otra, puedes notar que aminoras la velocidad. Desacelerar significa estar presente en el mundo, en conexión con la tierra", ha subrayado.

Igualmente, ha explicado que «las cámaras subterráneas de espejos ofrecen un instante de reflexión en el que disfrutar de una visión caleidoscópica de materiales extraordinarios que solemos por alto -materiales que constituyen los fundamentos elementales de la ciudad- y tomar conciencia de nuestra presencia en la Tierra, aquí y ahora».

En esta misma línea ha dicho que aboga más por «mirar menos hacia adelante y mirar más alrededor y hacia abajo, en saber lo que tengo a mis pies, en la tierra, que ahora está en colapso y habrá más de no detener el cambio climático».

Origen del proyecto

El proyecto tiene su origen en agosto de 2020 cuando el Ayuntamiento de Bilbao y el Museo Guggenheim Bilbao suscribieron un convenio de colaboración, en virtud del cual, ambas entidades se comprometían a continuar fortaleciendo su alianza en el desarrollo y mejora de la ciudad, centrándose especialmente en la presencia y visibilización del arte en el espacio público.

En ese sentido, en dicho convenio expresaban «su compromiso de trabajar de forma conjunta para integrar una intervención artística lumínica en el entorno urbano de la calle Iparraguirre, aprovechando la ampliación del espacio peatonal, mejorando el espacio público y actuando como conexión entre el Museo y la ciudad».

Tal y como han confirmado durante la presentación de este martes Vidarte y Aburto ambas entidades coincidían, además, en señalar a Olafur Eliasson, que en aquel momento exponía sus obras en el Museo Guggenheim Bilbao en la muestra «Olafur Eliasson: En la vida real», como «el candidato idóneo» para realizar la intervención que ya está expuesta de forma permanente en dicho espacio público.

Olafur Eliasson es un artista que explora en sus creaciones la importancia del arte en el mundo. Sus obras se basan en su interés por la percepción, el movimiento, la experiencia física y las sensaciones, y su práctica se fundamenta en su preocupación por la naturaleza, inspirada en el tiempo que pasó en Islandia.

Igualmente se caracteriza por su investigación en torno a la geometría, y su constante indagación sobre cómo el ser humano percibe, siente y da forma al mundo que le rodea. En su praxis, Eliasson va más allá de la producción artística y expositiva, abarcando asimismo la intervención pública y los proyectos arquitectónicos.

Eliasson constituyó en Berlín en 1995 el Studio Olafur Eliasson que, en la actualidad, reúne a un equipo de artesanos, arquitectos, archivistas, investigadores, administradores, cocineros, programadores, historiadores del arte y técnicos especializados.

El pasado 13 de septiembre fue reconocido con el premio internacional de arte Praemium Imperiale de escultura, la mauor distinción que otorga la familia imperial japonesa en nombre de la Asociación de Arte de Japón.