El delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, ha asegurado este martes, con respecto a la llegada de migrantes procedentes de las Islas Canarias a la comunidad autónoma, que «no hay que descartar que vengan más a Aragón», dado que al archipiélago no dejan de llegar embarcaciones procedentes de África.
En declaraciones a los medios antes de reunirse con las entidades solidarias que colaboran en la acogida de migrantes en la comunidad autónoma, Beltrán ha asegurado que no ha habido «prisas» sino «urgencia» por la presión que están sufriendo las islas.
En concreto, han llegado a la provincia de Huesca 195 personas de origen subsahariano --145 están alojadas en el albergue Pirenarium de Sabiñánigo y 50 en el hotel Montearagón de Quicena--, según cifras del Gobierno de Aragón.
En este sentido, ha rechazado las acusaciones de «deslealtad institucional» del Ejecutivo autonómico por la falta de información y ha defendido que se ha seguido el mismo procedimiento que en otras ocasiones y que las entidades de acogida han hecho «su trabajo» y «bien hecho».
De igual forma, el delegado del Gobierno en Aragón ha apuntado que no está cerrado que vayan a llegar migrantes a la localidad zaragozana de Tarazona, aunque hay recursos activados y hay «altas probabilidades».
Ha explicado que estas entidades están contratadas por el Gobierno de España y ha asegurado que, en otras ocasiones, como la llegada de refugiados desde Ucrania, no ha habido «ningún tipo de revuelo».
«Otra cosa es ir hablando con las instituciones o con las administraciones y yo mismo lo he hecho montando alguna mesa más amplia cuando, por ejemplo, han venido menores y se ha trabajado en su necesidad de escolarización», ha subrayado el delegado, quien ha recalcado que «no es el caso» de estos migrantes, reubicados en las localidades oscenses de Sabiñánigo y Quicena.
Dos programas: protección internacional y atención humanitaria
Beltrán ha señalado que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones realiza dos grandes programas: uno de protección internacional, que se activó cuando llegaron los refugiados ucranianos, y otro de atención humanitaria, que es el que se ha activado en la actualidad para atender a las personas que han llegado a las Islas Canarias.
En ese sentido, ha indicado que el flujo migratorio hacia el archipiélago está «fuera de lo normal», con cayucos que han transportado hasta 400 personas, lo que ha saturado las capacidades de los centros temporales de acogida canarios.
Por ello, se ha puesto en marcha un sistema para reubicar a todas estas personas en la península, para lo que el Ministerio concierta servicios con entidades del tercer sector, como APIP-ACAM, el Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes (CEPAIM), la Asociación Católica Española de Inmigrantes (ACCEM) o Cruz Roja, que disponen de capacidad para activar recursos habitacionales o atender necesidades de alimentación o vestido.
Así, al tratarse de una situación «excepcional» y de «emergencia», se avisa a las entidades de acogida y, concretamente, APIP-ACAM expresa la posibilidad de traer a Aragón a las personas que han llegado a Quicena y Sabiñánigo, donde tiene posibilidad de ofrecer alojamiento y servicios.
«Los primeros que son activados son la entidad de acogida, tal y como dicta el protocolo del Ministerio, y, a partir de ahí, es cuando se realiza el proceso de comunicación al resto de administraciones», ha remarcado el delegado del Gobierno.
De este modo, como la entidad de acogida es capaz de atender todas las necesidades de estas personas en primera instancia, no se activa ningún otro recurso adicional, más allá de la comunicación formal a los alcaldes de Quicena y Sabiñánigo. «No ha sido necesaria una mayor intervención más que los propios recursos que tiene el Estado», ha añadido.
En cuanto a la reunión de este martes, el objetivo es coordinar con las entidades, así como conocer la situación y los itinerarios que se están planificando para estas personas.
Estudio de las necesidades "caso por caso"
A este respecto, Beltrán ha informado de que se está trabajando en las necesidades inmediatas de los migrantes «caso por caso». A partir de ahí, queda por ver quiénes de ellos solicitarán asilo o refugio, en virtud del programa de protección internacional, mientras que otros pueden querer reencontrarse con familiares situados en distintos puntos de España o de Europa.
Por último, otras personas optarán por iniciar un proceso de formación para empezar una vida laboral en Aragón o en otros sitios de España. «Hay que ir caso por caso para saber sus necesidades y valorar exactamente cuáles son sus proyectos o sus planes», ha remarcado.
Con respecto a los que se van a marchar, Beltrán ha señalado que se están facilitando teléfonos para ponerlos en contacto con familiares y allegados, aunque ha subrayado que no se puede hacer una estimación de cuántos van a quedarse y cuántos no porque cada oleada de inmigrantes es diferente.
Sobre la posibilidad de que algunas de estas personas quieran intentar acceder a un contrato laboral en España, ha aclarado que esa integración «no es inmediata» y que antes tienen que pasar por una serie de requisitos previos para luego regularizar su situación, un proceso que «no se hace de la noche a la mañana».
En ese sentido, además del asilo, está la posibilidad del arraigo, que se contempla cuando una persona lleva ya tiempo en España, con un contrato laboral encima de la mesa, y no ha retornado a su país de origen, ha indicado.
Con respecto a los recursos disponibles, Beltrán ha afirmado que las entidades disponen de ellos en función de las coyunturas, con picos de alta y baja oferta, y en la actualidad hay recursos en las tres provincias aragonesas.
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