El 23 de octubre de 2021 un poco conocido exalcalde de Soto del Real vencía al regidor de Fuenlabrada, Javier Ayala, en la carrera hacia la Secretaría General del partido socialista madrileño. Lobato llevaba apenas cinco meses como diputado autonómico y dejaba esa misma noche entrever su apuesta por una renovación desde dentro para poder «escuchar» lo que Madrid demandaba.
En dos años el PSOE pasó de ganar con contundencia las elecciones con Ángel Gabilondo y 37 diputados en 2019 --que no fueron suficientes para armar una mayoría de izquierdas-- a caer al tercer puesto en 2021 y perder el liderazgo de la oposición en favor de Más Madrid. Estos resultados se llevaron por delante tanto al candidato como al entonces secretario general, José Manuel Franco.
Tras hacerse con el partido y también con la Portavocía en la Asamblea, que había quedado en manos temporalmente de la 'número 2' de Gabilondo en 2021, Hana Jalloul, tocaba remediar «el peor momento del PSOE en su historia», según reconocía Lobato esta semana.
«El PSOE yo creo que no tuvo estas dos últimas décadas la capacidad de adaptarse a esa velocidad, esa flexibilidad que tiene Madrid. Y nosotros estos dos años lo que hemos intentado es precisamente no sólo adaptarnos a esa velocidad, sino poner también encima de la mesa cuestiones de futuro», argumentaba el líder de los socialistas, que hace casi 30 años que no llega a la Real Casa de Correos.
Aterrizaje en la sg en medio de una pandemia
Su aterrizaje al frente del PSOE-M tuvo lugar en un momento muy complicado, en el que los socialistas madrileños aún lidiaban con el 'shock' de perder el liderazgo de la oposición por primera vez en la historia y un contexto pandémico que suponía una doble dificultad.
Por un lado la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, confrontaba directamente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejando a los socialistas madrileños en un segundo plano y su rival por la izquierda lo tenía «todo», en un contexto en el que la Sanidad era el tema central y resonaba directamente con su candidata, la médica Mónica García, como él mismo ha reconocido esta semana.
Lobato empezaba, entonces, a enseñar su personalidad «un poco, digamos, diferente a la de los políticos», según ha descrito él mismo. Su objetivo era ser «propositivo» y en un momento de extrema tensión entre Moncloa y Sol, decidió «tender la mano» para apoyar en lo que fuera posible a la presidenta Ayuso en el contexto del Covid, buscando cierto consenso para decisiones trascendentales.
Optó por enviarle cartas con medidas o quejas frente a la pandemia, la crisis económica, las urgencias, una oferta para negociar los Presupuestos con el PSOE en vez de Vox, temas internacionales, la crisis del Metro en San Fernando de Henares, o las becas a familias con ingresos superiores a 100.000 euros. En total mandó en menos de un año más de 20 cartas.
El fin era plantear «medidas positivas para los madrileños», pero también enfatizar que había una «alternativa» a tres décadas del PP. «Estos dos años hemos puesto unas bases sólidas en cuanto al perfil. Lo que es el PSOE de Madrid, con una personalidad propia, una forma de hacer las cosas y unas prioridades puestas en la sensatez, en el orden, en que las propuestas sean sólidas, solventes y en generar convivencia, que es una de mis obsesiones», relataba esta semana.
La otra de sus obsesiones, según reitera siempre que puede, es la de «recuperar» la educación, el respeto y las formas en política. Desde su entorno aseguran que no se trata de «un papel» de moderado, sino la personalidad de Lobato.
28m: más madrid mantiene el liderazgo de la oposición
El secretario general del PSOE-M llegaba al 28 de mayo de este año con el perfil menos mediático y siendo el candidato menos conocido junto a la apuesta de Unidas Podemos, Alejandra Jacinto, que se enfrentaban a pesos pesados como Ayuso, Mónica García o la líder de Vox, Rocío Monasterio.
El resultado no fue el esperado, pero Lobato aseguraba esa misma noche que marcaban el camino para «hacer política de otra forma». Los socialistas crecían en tres escaños, pero el liderazgo de la oposición lo retenía por unos votos Más Madrid y además sufría un duro revés al ver cómo gran parte de su poder territorial en la región desaparecía al perder importantes plazas como Alcalá de Henares, Móstoles o Arganda del Rey.
«Hemos querido elevar el nivel de respeto y demostrar que hay otra forma de hacer política», defendía entonces Lobato. Meses después, con tiempo, destaca que en esa cita electoral a la que llegaba apenas un año y medio después de hacerse con el partido, los socialistas fueron el partido «que más subió en votos y porcentaje».
Este nuevo 'shock' duraba apenas unas horas, ya que Pedro Sánchez adelantó las elecciones generales y se entraba de nuevo en modo campaña. Lobato jugó un papel importante, siendo recurrente su presencia acompañando a la 'número 2' de Sánchez por Madrid, Teresa Ribera.
Y así sacó pecho cuando la noche del 23J --provisionalmente-- el PSOE lograba un diputado más para el Congreso que en 2019, que finalmente el voto exterior le retiraría y otorgaría al PP. Aún así, reivindicó que el crecimiento del PSOE tanto en las autonómicas como en las generales implicaba «ir abriendo camino para 2027» y desbancar al PP de la Puerta del Sol.
Senado y choques con más madrid
En este punto arranca esta legislatura en la que la apuesta del líder de los socialistas madrileños es ganar exposición. En este sentido una de las primeras decisiones fue la de ser él mismo el senador por designación autonómica que le correspondía al PSOE.
Insistía en julio en que esta fórmula de lograr más «proyección» a través de la Cámara Alta ya la habían utilizado candidatos que finalmente consiguieron ganar a sus rivales: los actuales presidentes autonómicos de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page (PSOE), y Andalucía, Juanma Moreno Bonilla (PP). Pero los parlamentos no son el único sitio que utiliza Lobato para ganar exposición, ya que también ha adoptado el papel de comentarista en programas de actualidad.
El fin último es mostrar al PSOE con la alternativa a Ayuso y como un «partido de Gobierno». Precisamente en este término insistía la 'número 2' de los socialistas el 28M, Llanos Castellanos, al ser preguntada por la relación del PSOE con Más Madrid tras el minuto de silencio simbólico que los de Mónica García hicieron por las víctimas civiles del conflicto palestino-israelí, criticado luego por Lobato.
«Somos fuerzas políticas distintas. Nosotros somos un partido socialdemócrata de gobierno. No participamos de otras maniobras que tienen que ver con una foto, una toma de posición o una determinada agitación», deslizaba entonces Castellanos.
Unas semanas después Lobato criticaba tanto a Ayuso como a García tras el choque sobre el mismo tema en la Asamblea, donde hubo reproches cruzados sobre antisemitismo y falta de empatía hacia las víctimas civiles palestinas. Tachó entonces de «lamentable» el «uso del dolor» en Gaza para poder poner un «tuit mañanero».
Lobato encara el resto de su mandato con la vista puesta en 2027 para recuperar la hegemonía en la izquierda y con el objetivo final de que el PSOE vuelva a la Puerta del Sol. «No estamos aquí de paso. Ni para montar numeritos para tener muchos tiktoks. Aquí estamos para poner encima de la mesa un proyecto alternativo serio para que en Madrid haya la regeneración democrática que creemos que debe haber para oxigenar la política», resumía esta semana el secretario general de los socialistas madrileños.
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