El director general de CEOE Aragón, Jesús Arnau, la rectora de la Universidad San Jorge, Berta Sáez, y el docente de la Universidad San Jorge Juan Royo, en la presentación del Observatorio de la Sostenibilidad en Aragón. | Europa Press

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La Universidad San Jorge (USJ) y CEOE Aragón han presentado este martes el Observatorio de la Sostenibilidad en Aragón, que nace con el objetivo de estudiar y recopilar datos en materia de sostenibilidad de empresas, administraciones públicas y entidades sin ánimo de lucro para divulgar esta información y fomentar las buenas prácticas en materia ambiental.

Este primer informe del Observatorio, que es una iniciativa del Máster en Dirección y Gestión de Empresas de la USJ, pone el foco en la huella de carbono de las organizaciones aragonesas.

Los siguientes informes se sucederán con periodicidad semestral y abordarán el uso de materiales sostenibles, el reciclado, el impacto de las energías renovables, la despoblación, la superficie agrícola y la desertización, los efectos del cambio climático, el uso del agua o el impacto de la tecnología en la sostenibilidad, ha explicado en rueda de prensa la rectora de la USJ, Berta Sáez.

Ha subrayado, por un lado, que este observatorio tiene un enfoque positivo, es decir, conocer las buenas prácticas de las empresas, que «son muchas», ha asegurado. Por otro lado, se pretende fomentar estas buenas prácticas en otras organizaciones que deseen adherirse y que las formas de trabajo «sean más y mejores».

Sáez ha destacado que esto no sólo repercutirá en empresas y grupos de interés, sino que contribuirá a la sociedad en su conjunto gracias a productos y servicios que van a ser «más amables para el medio ambiente».

Por su parte, el director general de CEOE Aragón, Jesús Arnau, ha remarcado que la preocupación por la sostenibilidad es una realidad «cada vez más evidente» no sólo en la legislación, sino en la propia visión de la rentabilidad de las empresas.

En este aspecto, ha resaltado la ventaja especial con la que cuenta Aragón por el desarrollo de las energías renovables, con más de un 8 por ciento de la producción nacional cuando el consumo es algo superior al 4 por ciento.

En este sentido, ha reivindicado la Comisión de Sostenibilidad y Economía Circular creada en enero en el seno de la patronal con el objetivo también de que sirva de motor y de banco de pruebas de las buenas prácticas empresariales en este ámbito.

La huella de carbono en las organizaciones aragonesas

El primer informe elaborado desde el Observatorio de la Sostenibilidad ha analizado la huella de carbono registrada en empresas, administraciones y entidades no lucrativas en Aragón.

Este documento es resultado del trabajo de seis meses, cerrado justo antes del verano con los datos sobre huella de carbono publicados en la página web del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Este año 2023, se han estado publicando los datos relativos a 2021 ya que la metodología y los procesos de comprobación son «muy rigurosos», ha informado el docente de la USJ y director del Observatorio, Juan Royo Abenia.

El informe recoge que tan sólo el 20 por ciento de las empresas españolas registran su huella de carbono, e incluso entre las grandes únicamente lo registran el 39 por ciento, a pesar de que la Ley de Información No Financiera les obliga a informar sobre aspectos relacionados.

En el caso de Aragón, el 47,5 por ciento de las organizaciones que han informado de su huella de carbono en 2021 pertenecen a la industria manufacturera, las administraciones públicas y la construcción, mientras que el 62,5 por ciento son pymes.

El director del Observatorio ha señalado que la mitad de la emisión de gases de efecto invernadero en Aragón proviene de las pequeñas y medianas empresas, lo cual «no es un efecto desdeñable».

Así, ha apostado por que las grandes empresas sean «aliadas» en este proceso, aunque ha destacado que muchas pymes están haciendo «grandes esfuerzos en descarbonización» e incluso llevan a cabo actuaciones de compensación y «no hacen bandera de ello».

Royo ha apuntado también que ya hay comunidades autónomas, como la Comunidad Valenciana y Baleares, que obligan a publicar el registro de la huella de carbono y que es «previsible» que lo acabe siendo en el conjunto de administraciones.

Mayores emisoras y mayores reductoras

Entre las organizaciones estudiadas en el informe, más de la mitad de la huella de carbono procede de una sola empresa --Jorge Pork Meat, con un 52,3 por ciento--, seguida de Sphere Group Spain, con un 12,5 por ciento. El 35,2 por ciento restante se reparte entre 78 organizaciones.

En cuanto a las que han logrado reducir su huella de carbono, en primer lugar aparece Esprinet Ibérica (-68,09%), seguida de Sphere Group Spain (-56,87%), Ibercaja Banco (-51,09%), El Justicia de Aragón (-47,29%) y las Cortes de Aragón (-41,93%). Aparece también en el informe la USJ, que ha logrado disminuir su huella un 39,59% y, además, ha compensado el 4,69% de la misma gracias a un proyecto de repoblación forestal.

«Se trata, en definitiva, de establecer políticas, estrategias, acciones y objetivos para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera a través del incremento de la matriz energética en favor de las renovables en detrimento de las fósiles en sus actividades, la inversión en I+D+i y la coordinación con el resto de los agentes sociales», ha declarado Juan Royo.

Otros aspectos recogidos en el informe

El informe también pone el foco en el modo de realizar la transición y adaptación al cambio climático y afirma que hay que ampliar la medición a la cadena de suministros «para evitar que las actividades que generan más gases de efecto invernadero sean trasladadas a países más vulnerables».

En este sentido, se aconseja tener en cuenta diversas cuestiones como las interdependencias económicas mundiales o los sectores de alto impacto como el transporte, la industria y la agricultura, ya que el 20% de los actores producen el 80% de los gases de efecto invernadero.

Asimismo, se realiza una aproximación crítica a la transición energética dado que las energías renovables necesitan elementos como paneles solares, turbinas de aerogeneradores y baterías y vehículos eléctricos que, al mismo tiempo, requieren aluminio, acero, minerales raros, cemento o amoniaco.

De este modo, el economista establece que «las energías renovables sólo pueden aportar una parte de la respuesta» y que «hay que apostar por la eficiencia energética».

Si se duplicara la eficiencia energética hasta 2030, se podrían reducir un tercio las emisiones de gases de efecto invernadero respeto a los niveles actuales, lo que supone «el equivalente a retirar de las carreteras tres quintas partes de los vehículos de combustión interna del mundo».

Por último, el estudio propone el objetivo de «triplicar la inversión anual relacionada para pasar de un progreso anual de la eficiencia energética del 2,2% actual a más del 4% anual en 2030».