La Fiscalía Provincial de Almería va a solicitar 18 años de prisión para J.A.M.C., el acusado de acabar con la vida de un hombre de 83 años tras haber mantenido una discusión con él por la compraventa de un vehículo en la que el acusado actuó de intermediario.
El cuerpo sin vida de la víctima fue hallado hace casi dos años con evidentes signos de violencia en un paraje lleno de escombros, a varios kilómetros de su casa de Santa María del Águila, en El Ejido (Almería), tras un despliegue de búsqueda que se prolongó durante casi tres semanas.
En este caso, el Ministerio Público acusa al único sospechoso del crimen de un delito de asesinato, por el que además reclama una indemnización de 120.000 euros para los herederos directos de la víctima, según consta en el escrito provisional al que ha tenido acceso Europa Press. Será un tribunal de jurado el que se encargue de enjuiciar los hechos por los que el acusado se encuentra en prisión provisional desde finales de enero de 2022.
El cuerpo del hombre fue hallado el 21 de diciembre de 2021 junto a una de las vías que unen el núcleo urbano de Almerimar y el paraje conocido como Tierras de Almería, si bien su desaparición se había denunciado 18 días antes a través de la asociación SOS Desaparecidos, por la que se pidió colaboración para encontrarlo a raíz de la demanda de sus hijas.
Conforme al relato de la Fiscalía, el acusado y la víctima se conocían previamente, ya que el primero había intervenido como intemerdiario en la adquisición y posterior venta de un vehículo de segunda mano del perjudicado; en concreto, un Hyundai Coupé valorado en unos 2.000 euros según a las pesquisas realizadas en su momento por las autoridades policiales.
El trato, precisamente, fue lo que levantó sospechas en la víctima, quien creía haber sido «engañado» por el mediador en lo referente tanto en el precio como al posible otorgamiento del contrato de compraventa a su nombre «sin su firma y sin su consentimiento», sentido en el que le reclamaba al acusado explicaciones sobre cómo se había llevado a cabo la operación.
Por su parte, el acusado, quien defendía que todo se había gestionado de forma correcta, habría telefoneado el 2 de diciembre a la víctima para recogerlo con la excusa de acudir a la gestoría para exhibirle una serie de documentos con los que demostrar que todo «se había hecho legalmente».
Así, el intermediario recogió pasadas las 19,20 horas a la víctima con su coche y se dirigió a la gestoría «simulando que quería aclarar las cosas», si bien esta estaba cerrada. Durante el trayecto de vuelta a Santa María del Águila, el acusado y la víctima pararon a recoger al hijo del primero de su trabajo para acercarlo a Venta Carmona, volviendo a quedar solos después, según detalla el escrito.
Habría sido entonces cuando el acusado se habría dirigido con el vehículo a una zona «desconocida» de invernaderos, donde no habría «posibilidad de ser localizado por personas» en el lugar, para en un momento determinado y «de forma sorpresiva e inopinada», acabar con la vida del octogenario.
Según el Ministerio Fiscal, el acusado habría propinado «un fuerte golpe en la cabeza» a la víctima con un objeto o herramienta no identificada «con la intención de ocasionarle la muerte», sin permitirle poder esquivar el golpe, defenderse o realizar cualquier maniobra evasiva «prevaliéndose de su avanzada edad y sus dificultades físicas». El golpe provocó un fuerte traumatismo en la víctima, quien falleció a causa de dichas lesiones.
El cuerpo se habría trasladado varios kilómetros
El escrito de acusación sostiene que tras darle muerte a la víctima, en un intervalo de entre las 20,16 y 20,28 horas, el acusado habría trasladado su cuerpo para «ocultarlo» en un camino de invernaderos situado a varios kilómetros de distancia, en la zona de Tierras de Almería, donde se acumulaba escombros y otros desechos.
Asimismo, especifica que el acusado habría tapado el rostro del anciano con una piedra de grandes dimensiones antes de marcharse del lugar. El cuerpo fue descubierto 18 días después con evidentes signos de violencia en la escombrera.
Durante la investigación, la Policía Nacional consideró «fundamental» la intervención del laboratorio de ADN de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental para resolver el crimen, ya que pudo analizar los vestigios hallados en el lugar donde se encontró el cuerpo.
En concreto, fueron los restos hallados en las uñas y la ropa de la víctima lo que facilitó la investigación, conforme a las pesquisas recopiladas a través del estudio realizado por la Policía Nacional, que permitieron relacionar el perfil genético encontrado en la hebilla del cinturón y la chaqueta del fallecido con el acusado.
Este indicio se volvió «sumamente revelador», especialmente por el arañazo que el investigado presentaba en las horas posteriores a la desaparición de la víctima, conforme recoge la resolución de ingreso en prisión del acusado.
En este sentido, un informe médico forense señalaba la posible relación causal del arañazo con una probable defensa de la víctima, cuyo cuerpo podría haber sido arrastrado hasta el lugar donde se halló tras ser agarrado «por la zona del cinturón y la chaqueta».
Así, el sospechoso habría sido «la última persona en ver» a la víctima, aunque este asegurara en la fase de instrucción que lo había dejado en el lugar en el que lo recogió ese día en torno a las 19,40 horas.
Cabe señalar además que, en la fase previa de investigación, el hijo del investigado dijo haber visto a su padre el día 2 de diciembre --día de la desaparición-- con una «persona muy mayor, de poco pelo y complexión gruesa», lo que encaja con la descripción de la víctima; todo ello a pesar de que el sospechoso habría asegurado que no había estado con la víctima en presencia de su hijo. La correlación en los posicionamientos telefónicos del investigado y la víctima también apuntaban al contacto entre ambos.
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