El dietista-nutricionista Ramón de Cangas publicará el 25 de enero 'Come y sé feliz. Nutrición y Salud Mental' (Oberon), donde analiza el vínculo entre nutrición y salud mental, incluidos el estado de ánimo, la ansiedad, el estrés e incluso la depresión, como ha explicado a Europa Press.
Afirma que «hay muchos ejes corporales que están conectados entre sí y que se encuentran muy finamente regulados», por lo que algunas alteraciones prolongadas (incluida la manera de comer) pueden romper ese equilibrio con problemas metabólicos, hormonales y de salud mental.
Por ejemplo, explica didácticamente la conexión intestino-cerebro-microbiota, para entender «por qué cada vez hay más trastornos» relacionados con la salud mental y la gastrointestinal; la posible relación vitamina D-depresión; la conexión músculo-cerebro: perder masa muscular y la inactividad afectan a la producción de miocinas y comprometen al cerebro, aumentando el riesgo de depresión; y razona si hay vínculo entre exceso de grasa y salud mental.
Por todo eso, la nutrición influye en problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, «y la evidencia que lo demuestra es fuerte», aunque también influyen positivamente una buena nutrición y otras costumbres, como la actividad y el ejercicio, porque favorecen liberar moléculas con efectos concretos.
"psiquiatría nutricional"
Como cada vez hay más evidencia del impacto de otros aspectos en patologías como la depresión, De Cangas propone que los equipos multidisciplinares que traten esta patología incorporen dietistas-nutricionistas (psiquiatría nutricional) y graduados en Actividad Física y Deporte.
Augura que en el futuro se tenderá a menos fármacos, a pautar dietas, suplementos y entrenamientos que sean específicos, además de apoyo psicológico y hábitos saludables: «Todo ello haría posible una sanidad más sostenible (mucho menos gasto), se prevendrían efectos secundarios y también otras patologías».
Matriz alimentaria
De Cangas también cita el concepto que protagonizó su libro anterior, 'La matriz alimentaria' (Oberon, 2023), que aludía a la necesidad de valorar más un alimento completo por sí mismo que establecer una larga lista de nutrientes aislados que busquemos en distintos alimentos.
Pone como ejemplo la importancia de comer una pieza de fruta, como una naranja: toda ella se compone de una combinación bien integrada de nutrientes y sustancias bioactivas que hacen positiva la matriz alimentaria de esa fruta, y por eso conviene comerla en vez de buscar sus mismos nutrientes por separado, en diversos alimentos.
De la misma manera, De Cangas advierte de no ir al extremo y pensar que la naranja sólo se puede comer, porque entonces «se crean mitos, como que el zumo de naranja es malo», mientras que puede ser perfectamente una de las cinco raciones de fruta diarias recomendables.
Con ese mismo ejemplo, añade que un zumo diario es muy bueno y además «favorece la adhesión» a ese tipo de dieta, es decir, que es estimulante seguir esa dieta si una de las cinco raciones tiene forma de zumo, diferente a las restantes raciones, sólidas.
Nutrición y evolución humana
Su nuevo libro también aborda el vínculo nutrición-evolución: tener una visión evolutiva del ser humano demuestra por qué es importante consumir matrices alimentarias completas (alimentos no muy procesados): «De esta forma estamos ingiriendo una combinación de nutrientes y sustancias bioactivas a las que nuestro organismo está adaptado».
Por eso desaconseja los ultraprocesados: «Comemos de una forma a la que no estamos adaptados evolutivamente, y eso tiene consecuencias», aunque De Cangas es partidario de saber hacer excepciones en la dieta en días especiales, en vez de obsesionarse con prohibiciones.
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