En la actualidad, la instalación térmica consta de unos equipos productores para las distintas estancias situados en una terraza técnica sita en la planta cuarta, que dan servicio a los distintos emisores distribuidos por las salas del museo. Sin embargo, la instalación no dispone de un sistema de control centralizado y cada equipo funciona de forma independiente, sin posibilidad de horario o regulación de ningún tipo.
Así, la iniciativa contempla la retirada de los equipos actuales ubicados en la cubierta del edificio y la sustitución de la actual bomba de calor por otra de mayor eficiencia. También se instalarán fancolis --emisor usado para calentar o enfriar el ambiente en sistemas de climatización como aires acondicionados-- en el interior de la zona del patio para reducir las pérdidas en esa zona y se pondrá el sistema de control BMS para todo el edificio, han informado desde el Consistorio.
Con el fin de garantizar calidad de los espacios museísticos actuales, en algunos se prevé la ejecución de un trasdosado autoportante de placas de yeso laminado que oculte los conductos y equipos de climatización. En ningún momento se modificarán las condiciones arquitectónicas existentes y, además, se ha tenido en cuenta que el nuevo equipo que se instala en sustitución al existente no representa un aumento del nivel sonoro.
Historia
El que hoy conocemos como el Palacio de Argillo fue construido entre 1659 y 1661 para el que sería el primer Marqués de Villaverde, el Infanzón Francisco Sanz de Cortés, también Conde de Morata y Atarés. Su prosperidad económica y social le llevó a ampliar su casa, sita en la Plaza de San Felipe, para darle un aspecto nobiliar acorde con su nueva posición.
Añadió una nueva fachada, el patio, la escalera y el salón, en la parte delantera de la planta noble. Don Francisco fue nombrado Marqués de Villaverde por Carlos II en 1670, título que heredaron su hijo y su nieto, quienes también acometieron una serie de reformas en el palacio.
Cuando su nieto se trasladó a Madrid, la casa se desvinculó de la familia hasta 1837, año en el que la Condesa de Argillo la heredó, denominándose a partir de entonces Palacio de los Condes de Argillo. En 1860, el edificio se transformó en el Colegio de San Felipe y su estructura interna se modificó sustancialmente para aprovechar al máximo el espacio que ofrecía.
El salón de protocolo se dedicó a dormitorio, bajándose el techo, mientras que el espacio de la galería se compartimento y se cerraron las arquerías, produciendo destrozos en basas y capiteles. Durante la Guerra Civil el edificio fue ocupado como residencia de un sector de Acción Ciudadana.
El 27 de julio de 1943 se declaró Monumento Nacional por Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y tres años después albergó la sede administrativa y talleres de la ONCE. En este momento, se derribó su parte trasera, espacio que aún conservaba la primitiva casa del infanzón Francisco San de Cortés y construyó un patio de luces.
Ayuntamiento de zaragoza
A partir de 1977, cuando el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Zaragoza, se empiezaron a desarrollar las primeras obras orientadas a su recuperación. Tras varios usos, finalmente se destinó al museístico, creando el Museo Pablo Gargallo.
En 1980, el arquitecto Ángel Peropadre Muniesa concluyó las obras de restauración, aunque posteriormente, en 1983 se aprobó la restauración total para su reconversión en museo. La actuación concluyó en mayo de 1985, abriendo el museo un mes después.
En la intervención se intentó respetar al máximo los espacios y materiales de la construcción original, al mismo tiempo que el nuevo uso del espacio exigía la creación y habilitación de nuevas zonas.
Se añadieron nuevas plantas en altura, la primera situada entre la cubierta y el forjado superior de la galería principal formada por cuatro pequeñas estancias que se comunican mediante pasillos; la segunda, entre la cubierta y el forjado superior del salón principal, de superficie igual al piso de abajo.
Además, se construyó un cuerpo de comunicación vertical para una escalera y un ascensor, que conectan con todos los pisos. En 2007 se realizaron las obras de ampliación del museo, aumentando en un 40 por ciento el espacio útil expositivo. En octubre del año 2009, el museo abrió de nuevo sus puertas al público con su aspecto actual.
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