La Diputación Foral de Bizkaia reabrirá el próximo 8 de marzo los accesos al islote de San Juan de Gaztelugatxe tras haber concluido el grueso de las obras de mejora de seguridad en la zona, donde ahora se desarrollarán trabajos menores para rematar las barreras de seguridad dañadas por el desprendimiento registrado en enero 2021.
Por esa razón, el último tramo del vial que lleva al islote permanecerá balizado con unas vallas temporales que permitirán el paso de peatones preservando la zona más próxima al talud en la que se van a acometer estos remates, según ha explicado la portavoz de la Diputación, Leixuri Arrizabalaga, en la rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno semanal.
En conjunto, se ha realizado una inversión de 915.536 euros en estas obras para mejorar la seguridad de las personas que visitan el enclave y la del personal que trabaja en el entorno.
La mayor parte de ese presupuesto, 407.144 euros, se ha destinado a la rehabilitación de varios tramos de la escalinata de acceso al islote.
Estos trabajos, para cuyo diseño se han tenido en cuenta aspectos estéticos de integración en el entorno y empleo de materiales locales para que se conserve la imagen del conjunto del enclave, han incluido la reparación de los socavones detectados en la zona inferior de los muros, la restauración de estos últimos mediante la recolocación de la mampostería que los conforma, el arreglo de una grieta localizada en la zona más cercana a la ermita y el recrecido del muro en diferentes puntos para que alcance la altura mínima considerada adecuada para garantizar la seguridad de las personas que acceden a San Juan de Gaztelugatxe.
Estabilización
Otros 508.392 euros se han invertido en los trabajos de estabilización del vial en la zona afectada por el desprendimiento de 2021, que afectó «gravemente» al camino de acceso al islote, cuyo tráfico se ha mantenido «muy restringido» hasta la fecha puesto que las condiciones de acceso «no eran las adecuadas», ha recordado la Diputación.
Por ello, se decidió actuar para garantizar la estabilidad del terreno y evitar nuevos derrumbamientos, además de garantizar la accesibilidad de los vehículos de servicio, en la parte inferior de la ladera.
Antes de acometer los trabajos de estabilización, se realizaron labores complementarias consistentes en la disposición de sistemas de contención temporales sobre el nuevo desmonte generado tras el deslizamiento para que el personal que participa en la obra pudiera utilizar el acceso con seguridad.
Una vez concluidas estas tareas, se procedió a la estabilización del camino mediante la instalación de una pantalla de micropilotes conformada por dos filas de estos elementos y una tercera de anclajes al terreno sujeta por una gran viga de hormigón armado.
Todas estas actuaciones, han indicado desde la Diputación, se han ejecutado bajo «un estricto control topográfico del talud» para garantizar la seguridad del personal al cargo de las obras.
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