La Aurora de Risueño vuelve tras su restauración a la iglesia de Nuestra Señora de la Cabeza de Ogíjares (Granada)

La intervención de la pieza perteneciente al Barroco y datada en torno al año 1700 ha llevado aparejados acabar con las patologías típicas del paso del tiempo como grietas, fruto de la natural dilatación y contracción de la madera, faltas de algunos elementos como los dedos o los desprendimientos de la policromía, pero los expertos del equipo de Olgoso han conseguido limpiarla lo que ha hecho aparecer los dibujos y colores iniciales a los que se les ha devuelto el esplendor perdido.

El conjunto escultórico queda centrado por la figura sedente de María, que viste túnica roja de amplio cuello y plegado suave, más abundante y menudo en las mangas. El manto azul se coloca sobre hombro y brazo derechos, quedando terciado sobre la espalda, cubre todo el regazo y casi las piernas en su totalidad, en cuya delantera queda terciado.

En el centro de las piernas se forma un gran pliege vertical entrante que dibuja un línea de claroscuro con su oquedad. Ambas prendas se despliegan sobre la masa nubosa y están decoradas con abundante y colorida decoración floral realizada a punta de pincel, con cenefa estofada en oro por el borde del manto.

El delegado de Cultura, Fernando Egea, se ha mostrado «muy satisfecho» con el resultado de los trabajos tanto con la escultura de la Virgen de la Aurora a la que le han devuelto todo su hermosura como a los documentales que han llevado al taller de Dionisio Olgoso a afirmar la autoría de la pieza en el nombre de José Risueño.

Antonio Fernández Siles se ha mostrado «contento» de que otra pieza del patrimonio sacro esté recuperada para que granadinos y visitantes puedan disfrutar una imagen espectacular del Barroco de esta provincia y ha agradecido a la Junta de Andalucía la línea de subvenciones de arte sacro «que tanto está haciendo por la recuperación de piezas pictóricas y escultóricas de templos y hermandades».