Archivo - Decenas de personas en la estación de Atocha de Metro, a 25 de febrero de 2024, en Madrid (España). | Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

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Metro de Madrid ha adjudicado por casi 8 millones de euros el contrato de suministro para los dos próximos años del vestuario de oficio y de línea para casi 7.500 trabajadores de la compañía, que será renovado para introducir prendas de mayor calidad y con mejoras en materia de riesgos laborales, así como nuevas confecciones como parka de línea, softshell y abrigo premamá.

En concreto, el contrato tiene un importe de 7.859.875,02 millones de euros (IVA incluido) y una duración de 24 meses y ha sido adjudicado a la empresa sevillana Iturri, especializada en vestuario laboral, según figura en la documentación consultada por Europa Press.

Comprende el suministros de la renovada uniformidad de los 3.100 agentes con vestuario de oficio (con un stock de seguridad del 18% para cubrir incidencias) y los 4.397 agentes con vestuario de línea (en este caso, con un stock de seguridad del 15%).

El importe destinado se repartirá entre los 5.340.236,23 euros de 2024, cuando se estima una mayor demanda ante la necesidad de dotar a la totalidad de la plantilla de la nueva uniformidad, y los 1.555.582,25 euros de 2025.

El nuevo vestuario mantendrá los colores corporativos de la compañía actuales, el azul que regresó en 2020 coincidiendo con el centenario del suburbano y el rojo y blanco de su logotipo. Como novedad, se incorporarán mejoras sustanciales en los tejidos, materiales y tratamientos y en atención a las actuales certificaciones de Prevención de Riesgos Laborales, así como tres nuevas confecciones (parka de línea, softshell y abrigo premamá).

La encargada de suministrar el nuevo vestuario para los dos próximos años será Iturri, un grupo familiar con origen en Sevilla fundado en 1947 y dedicado a la fabricación de prendas, equipos y vehículos para Seguridad y Protección Industrial, Emergencias, Defensa y Sanidad.

Mejoras en materiales y seguridad

En cuando al vestuario de oficio, serán prendas de alta visibilidad destinadas a la señalización de la presencia diurna y nocturna en situaciones de peligro de baja visibilidad y con mejoras en el aislamiento y la protección contra el frío, pasando a ser Equipos de Protección Individual (EPI) y adecuando el diseño a las necesidades trasladadas por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.

Entre otras, se introducen también mejoras en el calzado de seguridad exigido, que pasa a estar clasificado como S3, con un incremento en seguridad, una mejora en comodidad, transpiración, ajuste y antideslizamiento.

Respecto al vestuario de línea, destinado a trasladar la imagen de la empresa a los clientes, se incluyen mejoras en las especificaciones de los guantes táctiles y se añaden tres prendas de nueva confección (la parka de línea que sustituirá al actual anorak, el softshell y el abrigo premamá).

Así, la parka estará adaptada para ambientes fríos de hasta -5%, tendrá menor peso y será más residente a la tracción, al rasgado y a la transpirabilidad. El softshell está pensado para temperaturas medias y contará con una variedad de bolsillos verticales tanto exteriores como interiores para lograr una mayor capacidad a la hora de guardar documentos, pequeñas piezas, bolígrafos o el teléfono y, además, se ha ampliado la zona de la espalda, siendo más larga la parte trasera para proteger y tapar la zona lumbar.

Esta prenda, a modo de prueba piloto en colaboración con el Área de Gestión Operativa de Línea, se probará con un número muy limitado de agentes para comprobar sus características innovadoras, en torno a 150 unidades.

También se contemplan abrigos premamá, mejoras en cuanto a las especificaciones de los guantes táctiles (indicadores de pruebas de destreza digital, de frío y de protección electrostática), y se incluye el suministro de bolsos para Tablet y de prendas térmicas (camisetas interiores y calcetines) no incluidos en el contrato actual.

La uniformidad de metro a lo largo de sus más de cien años

La uniformidad laboral de Metro de Madrid ha sufrido numerosos cambios a lo largo de sus más de cien años de historia. El último gran cambio tuvo lugar en 2020 cuando se recuperó el color azul que marcaba antaño su imagen corporativa tras dos décadas en las que se apostó por el granate.

En sus comienzos, el personal femenino llevaba un vestido/guardapolvos, que no sufrió demasiadas transformaciones hasta los años 70, a excepción del abotonado del traje, el largo del mismo y el progresivo aumento del tamaño del logo insertado en él.

En el caso del personal masculino, el uniforme era de «corte militar», estaba dotado de gorra y adornado con los galones que indicaban la categoría profesional.

A partir de los 70, el uniforme evoluciona a la falda con blusa y chaqueta, en el caso de las mujeres y al traje tipo sastre, en el caso de los hombres. En cuanto a la gorra, en 1976 empezó a dejar de utilizarse, sin autorización de la Dirección de la Compañía, al llegar la época de calor.

La Dirección de entonces consideraba que la gorra teresiana «era un elemento de identificación del personal que prestaba servicio, además de constituir un símbolo de la autoridad de los empleados de Metro», rememoran desde la empresa.

En los años 80, la gabardina se incorporó al uniforme femenino como prenda de abrigo, aunque la mayor novedad vino cuando en esa década las empleadas de Metro comenzaron a utilizar el pantalón como parte de su vestuario laboral.

En los años 90 es cuando la uniformidad sufre una mayor transformación, tanto en el estilo como en el color. Del azul, protagonista de las décadas anteriores, se pasa a un tono granate y se van introduciendo nuevas prendas para adaptarse a las necesidades del personal como el vestuario pre-mamá o las prendas térmicas.

Desde la vuelta al azul de 2020, los uniformes son los que han permanecido hasta la actualidad.