Archivo - Real Chancillería de Granada (archivo). | Europa Press - EUROPA PRESS - Archivo

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Un jurado popular enjuicia desde este lunes en la Audiencia de Granada al hombre acusado de asesinar a su expareja en diciembre de 2021 asestándole varias puñaladas en el garaje de su vivienda, en Parque Nueva Granada, cuando la víctima, Lorena R., de 39 años, se disponía a coger el coche para ir a recoger a sus hijas al colegio.

La Fiscalía ha solicitado una condena de 25 años de prisión por un delito de asesinato para el autor confeso de este crimen machista. También solicita que se le prive de la patria potestad sobre las dos hijas que tiene en común con la víctima, así como la prohibición de comunicarse o acercarse a ellas por un periodo de 30 años, según consta en el escrito de acusación provisional, al que ha tenido acceso Europa Press.

El crimen se produjo apenas dos meses después de que la víctima hubiera puesto fin a la relación que mantenían tras siete años de casados. El acusado había dejado el domicilio familiar para irse a vivir a una vivienda próxima alquilada y no aceptaba la ruptura sospechando que su exmujer podía tener una relación con otra persona.

En ese contexto sitúa el Ministerio Público lo ocurrido aquel 10 de diciembre de 2021, cuando el acusado, sobre las 12,35 horas, compró en una droguería un pack de cuatro cuchillos y se dirigió al garaje de la vivienda de Lorena.

Llegó poca antes de las 13,30 horas y la esperó a sabiendas de que entraría para recoger su vehículo e ir a por las niñas al colegio. Cuando la mujer accedió al recinto, el acusado se abalanzó sobre ella por sorpresa y le asestó reiteradas puñaladas con uno de los cuchillos que había comprado momentos antes y que alternó con otro de mayor longitud.

«El acusado no cesó su agresión» hasta que se percató de que una vecina se estaba aproximando y huyó del lugar apresuradamente. La Fiscalía mantiene que Lorena no pudo defenderse de forma alguna de esta inesperada agresión con la que, a tenor de los medios empleados y el número de puñaladas asestadas, el presunto asesino «pretendió aumentar deliberada e inhumanamente el dolor y sufrimiento de la víctima».

Se lo confesó al dueño de un bar

Tras huir del lugar del crimen, el acusado telefoneó, sobre las 13,40 horas, al propietario de un bar situado en la zona Norte y le dijo: «Ya he acabado con el problema de mi mujer, me la he cargado». Pidió a este hostelero que llamara a la Policía y fuera con los agentes a buscarle al lugar donde se encontraba. «Estoy enfrente de mi casa, en el campo, con las manos llenas de sangre», agregó.

Cuando los agentes llegaron al descampado, frente al garaje donde se produjo el crimen, el acusado confesó los hechos: «He apuñalado a mi mujer, ojalá esté muerta», llegó a decir, afirmando que era «una cosa que tenía que hacer» porque había descubierto que la víctima tenía una relación con otra persona.

La Fiscalía mantiene, de hecho, que el acusado «causó la muerte de Lorena porque no soportaba la idea de que su mujer rompiera la relación y rehiciera su vida». Y precisa que previamente a la ruptura ya intentó controlarla espiando su correo electrónico, su historial en Internet y su teléfono móvil, por lo que ella tuvo que cambiar la contraseña de acceso.

Le acusa de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de género y de parentesco. Además de los 25 años de prisión, pide que cumpla otros ocho años de libertad vigilada. El juicio está previsto que se prolongue hasta el viernes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial.