Según ha explicado la Guardia Civil en una nota, la investigación comenzó cuando los agentes conocieron que una persona reclusa en el Centro Penitenciario de Puerto III, bajo la apariencia de un contrato de arrendamiento, había cedido un inmueble de su propiedad a la organización para que dentro se efectuaran las operaciones de cultivo, manipulación y secado de marihuana.
Las investigaciones realizadas apuntaban a una pluraridad de personas que actuaban como una organización criminal, perfectamente jerarquizada y ostentando cada uno de los participantes roles muy definidos. Así, en el escalón más alto se situaba el jefe y líder de la organización que, además, era el encargado de la distribución y venta de la producción obtenida.
Además, en la jerarquía de la organización había un subjefe encargado de asignación de cometidos y tareas, dos personas con funciones de seguridad y vigilancia, tres personas como cuidadores o jardineros encargados de la recolección y pelado de las plantas cultivadas y otras tres personas con funciones de apoyo logístico facilitando medio de transporte y lugar para la comisión del ilícito penal.
Tras obtener un mandamiento judicial para la entrada y registro domiciliario, la Guardia Civil aprehendió 765 plantas de cannabis en estado óptimo de floración, que arrojaron un peso total de 67 kilogramos. Además, la droga había sido manipulada genéticamente para aumentar exponencialmente el porcentaje de THC, llegando a un total del 24%, motivo por el que su valor en el mercado ilícito hubiera ascendido considerablemente.
Por todo ello se procedió a la detención de siete personas en las localidades de Paterna de Rivera y Jerez de la Frontera y a la investigación de otras tres personas por su participación en los hechos delictivos. Finalmente, una vez que pasaron a disposición judicial fue decretado el ingreso en prisión provisional, sin fianza, para seis de los siete detenidos.
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