Dos de los tres menores acusados de una violación grupal en mayo de 2022 en una casa abandonada de la localidad valenciana de Burjassot han reconocido los hechos y cumplirán tres y cuatro años de internamiento en un centro en régimen cerrado. El tercer menor implicado es inimputable al tener menos de 14 años.
Los otros dos menores que previamente a esta agresión consumaron con las víctimas una violación individual han quedado en libertad vigilada por un plazo de cinco años. Estas medidas se han adoptado de acuerdo al grado de participación de cada menor en agresión sexual.
Así se desprende del acuerdo de conformidad alcanzado este lunes entre las partes del procedimiento --Fiscalía, acusaciones particulares y defensas-- en un juzgado de Menores de València, lo que ha evitado el juicio. Inicialmente el ministerio público reclamaba entre cinco y seis años de internamiento para los menores.
La conformidad alcanzada entre las partes conlleva que dos de los menores implicados en la violación grupal cumplirán internamiento en un centro en régimen cerrado --uno de ellos por tiempo de tres años y, el otro, cuatro-- y, además, se les ha fijado tres años de alejamiento respecto a las víctimas y otros tres de libertad vigilada.
Por su parte, a los otros dos menores que consumaron la violación individual se les ha aplicado la medida de libertad vigilada durante un periodo de cinco años así como otros cinco años más de alejamiento respecto a las víctimas. Todos ellos tendrán que someterse, además, a cursos de reeducación sexual, según han informado letrados a los medios de comunicación que esperaban en la Ciudad de la Justicia.
En cuanto a la responsabilidad civil, los ya condenados han abonado 10.000 euros --cada uno de ellos- a las víctimas salvo uno «al que le queda un fleco», ha indicado Isabel Carricondo, abogada de una de las víctimas. Precisamente este hecho ha conllevado que se haya retrasado la formalización del acuerdo, tras el que alguno de los acusados y familiares ha abandonado la Sala visiblemente afectados.
Carricondo ha asegurado que tanto su cliente como su madre están «satisfechas» con el acuerdo alcanzado y ha destacado que toda víctima «necesita» que se imponga una pena o medida «porque necesita saber que la persona que le ha causado el daño está cumpliendo un castigo».
Además, ha subrayado que es «muy importante» que las víctimas «vean resarcido el daño causado económicamente porque este tipo de víctimas de agresión sexual necesitan tratamientos psicológicos largos y costosos y la única manera de que se sientan resarcidas es también con una indemnización», ha dicho. El letrado Juan Molpeceres, abogado de otra de las víctimas, ha calificado este episodio de «traumático para todos».
Los hechos
Los hechos se remontan al 16 de mayo de 2022, día en que dos de los cuatro acusados habían quedado con dos menores, de 12 y 13 años, en la estación de metro de Burjassot-Godella. Los ya condenados, tras dar una vuelta por la población, condujeron a las menores al parque público El Mirador. Una vez allí, les propusieron entrar en una casa abandonada junto al parque.
Tras entrar en la casa accedieron, por una pequeña escalinata, al piso de abajo, en el que se encontraba una habitación con dos colchones, separados por una cortina. Una vez allí, uno de los acusados --menores-- y una de las chicas comenzaron a besarse.
A continuación, comenzaron a tener relaciones sexuales y la chica le pidió que parase porque se sentía muy incómoda, pero él hizo caso omiso. En otro colchón se encontraba el otro acusado con la otra chica, quien también pidió al menor que dejara de tocarle. A pesar de ello, siguió y mantuvieron relaciones.
En un momento dado, oyeron ruido fuera y los menores cesaron. Tras vestirse todos, salieron al exterior y se encontraron con dos amigos de los acusados. Las menores volvieron a entrar en la casa abandonada y, tras ellas, bajaron tres chicos más --uno de ellos inimputable en este procedimiento al ser menor de 14 años y los otros dos, ya condenados--.
Rodearon a una de las chicas mientras que la otra se asustó y se escondió. Así, abusaron sexualmente de ella por turnos. La chica no paraba de gritar, se quejaba y hacía ruidos inequívocos de dolor.
Como consecuencia de estos hechos, una de las menores sufrió erosiones, hematomas e infección de transmisión sexual. Además, ha requerido tratamiento psicológico; la otra chica sufre ansiedad y depresión.
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