Diez cuerpos encontrados con signos de disparo y manos atadas a la espalda. | UGR

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El equipo de investigadores dirigido por Francisco Carrión, profesor de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, ha excavado una fosa común en el Barranco de Víznar (Granada) en la que ha encontrado los cuerpos de diez personas con disparos en la cabeza y las manos atadas a la espalda.

Esta semana, el equipo está procediendo a la exhumación de esos cadáveres localizados en la fosa 17 para su posterior análisis. Con ellos, el número de víctimas recuperadas asciende en este momento a 124, de las que 32 son mujeres. Entre estas víctimas se encuentran los restos de un menor, de entre 11 y 14 años, hallado en la fosa 16 que fue asesinado de dos disparos en el cráneo y del que se han encontrado diversos objetos asociados, entre ellos una goma de borrar y un lápiz.

Este martes, 23 de abril, ha visitado los trabajos en Víznar, Ana Gil Montaño, comisionada para la Concordia, dependiente de la consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, responsable de gestionar las políticas de memoria histórica y democrática en la comunidad andaluza.

Por otro lado, el equipo de investigadores de la UGR ha iniciado la fase previa de Investigación en las fosas del Barranco del Carrizal, lugar de memoria donde se está realizando prospecciones geofisicas por parte del Instituto de Investigación Andaluz de Geofísica de la UGR, además de prospecciones arqueológicas. Estos son los trabajos previos necesarios para iniciar una campaña de excavaciones en 2025.

Junto a ello, acaba de trascender que la Fiscalía de Granada investiga ya como posibles delitos de lesa humanidad el fusilamiento de 49 personas cuyos restos fueron exhumados entre 2021 y 2022 en fosas comunes de este barranco, tras la documentación aportada en este sentido por el profesor Francisco Carrión.

La investigación se refiere a la exhumación, entre 2021 y 2022, de siete fosas en las que fueron exhumados 49 cuerpos, de los que 24 eran mujeres y 25 hombres con edades comprendidas entre los 36 y los 42 años. Todos ellos llevaban vestimenta propia de la primera mitad del siglo XX, presentaban signos de muerte violenta y casi en su totalidad tenían evidencias de traumatismos por arma de fuego.