Un agricultor muestra los efectos de la sequía en el cereal. | Europa Press

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La Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, UAGA-COAG, ha estimado este jueves que las pérdidas por la sequía en la cosecha de cereal de invierno en las Comarcas de La Litera, Cinca Medio y Bajo Cinca oscilan entre el 50% y el 80% según los municipios y la variedad sembrada.

La organización agraria ha señalado que la ausencia de lluvias durante el otoño generó problemas en la nascencia del cereal en muchas parcelas de las 31.700 hectáreas dedicadas al cultivo de trigo, cebada y triticale --el cruce entre el trigo y el centeno-- en los secanos de esas comarcas más orientales.

Si el otoño fue muy seco, el resto de la campaña tampoco fue mejor. Las ansiadas precipitaciones no llegaron hasta abril, tarde para salvar la cosecha, aunque algo ayudaron al cultivo a desarrollar el grano.

UAGA-COAG ha calificado nuevamente este año como «desastroso» en lo que respecta a la cosecha de cereal de secano para los agricultores de La Litera, Cinca Medio y Bajo Cinca, sin olvidar que la campaña de hace tres años (la de 2022) también hubo una baja producción.

La organización ha explicado que los rendimientos del cereal en esta campaña fluctúan según la variedad sembrada, «pero en general están siendo muy flojos y muy lejos de los registros de una cosecha normal». Y ha llamado la atención sobre la gran cantidad de parcelas que no se va a cosechar.

Explotaciones en peligro y decepción con agroseguro

Con ese panorama, UAGA-COAG alerta de que la viabilidad de las explotaciones, «después de tres campañas sin apenas ingresos, está en el aire». Una incertidumbre en la que, han advertido, «también se ven inmersas aquellas explotaciones que siguiendo las recomendaciones de la administración han suscrito el seguro agrario». Una herramienta que debería garantizar, como ha recordado UAGA, unos ingresos que permitan como mínimo recuperar la inversión realizada.

Como ejemplo, han mencionado el caso de un agricultor de Fraga que suscribió esta campaña el seguro de cereales con la cobertura de sequía y ha dado parte de siniestro. Atendiendo a su historial de producción, Agroseguro le establece un tope de rendimiento de 2.300 kilos por hectárea, una producción por debajo de la real en un año normal. Además, en el caso de la sequía, el seguro solo le cubre el 70% de los daños.

Tras la peritación, el rendimiento productivo quedó fijado en 500 kilos por hectárea. Por tanto, este agricultor, que desembolsó unos 15.000 euros en abonos y semillas, además del gasto en gasoil, herbicidas, talleres y cosechadora, para sembrar y recoger la producción de cereal en las 67 hectáreas que tiene en secano, aseguró una cosecha por valor de 32.000 euros, pero el importe de la indemnización que recibirá de Agroseguro será de solo 11.000 euros. «Una cantidad que, han advertido, no cubre ni la mitad de todo lo que ha gastado. Y esto sin contar sus horas de trabajo», han lamentado.

En el caso de comarca del Bajo Cinca, los problemas en la nascencia del cereal por la sequía se vieron argavados por una plaga de conejos que, en otoño, ante la falta de alimento en la zona de monte, entraron a las parcelas a comer las semillas, un comportamiento totalmente nuevo, ya que hasta ahora se limitaban a comer los brotes del cereal.

Precisamente, para reducir el impacto de los conejos en la cosecha de cereal, han explicado desde la organización agraria, los agricultores optan por sembrar cada año más superficie de triticale, un cereal poco atractivo para ellos pero también con menor rendimiento productivo, en detrimento de la de cebada y trigo.

Por último, UAGA-COAG ha indicado que, dejando a un lado las enormes pérdidas que ha causado la sequía, los mejores resultados en cuanto a producción se están dando en las parcelas de siembra directa, donde se han podido coger en algún caso hasta 1.300 kilos por hectárea en cebada --la producción media se sitúa en 2.700 kilos por hectárea--.

En el caso del rendimiento de los triticales, este año ha sido más flojo de lo esperado, unos 500 kilos por hectárea, cuando la producción media se sitúa en los 1.300 kilos por hectárea.