El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha ofrecido una conferencia en Ibercaja Patio de la Infanta. | Europa Press - EUROPA PRESS.

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El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha afirmado este lunes en Zaragoza que en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) «hay buenos juristas, pero la norma política manda».

En el marco de una conferencia en el Patio de la Infanta de Fundación Ibercaja, sobre 'La Audiencia Nacional o la defensa de la democracia', ha recordado que el primer periodo de funcionamiento del CGPJ fue de 1980 a 1984 y «fue modélico», indicando que «era el primero, no había experiencia y, es una cosa asombrosa, llegó el año 1985, se cambió la legislación y se pasó a lo que hay ahora». «Desde el punto de vista profesional y personal, me parece increíble».

Sobre la posibilidad de que PSOE y PP lleguen a un acuerdo para la renovación del Consejo, García-Castellón ha manifestado a los medios de comunicación que «ojalá», añadiendo: «No sé más, no tengo ni idea».

Asimismo, el juez de la Audiencia Nacional ha aludido al 'lawfare', señalando que «se ha tocado a muchos, pero entonces no había 'lawfare'» y se ha preguntado «por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo, por qué dicen 'lawfare' cuando están acusando de prevaricación; por qué emplear una palabra absolutamente hipócrita». «Se dice lo de 'ladran, luego cabalgamos', pues muerden a algunos», ha agregado.

Respecto a la separación de poderes, García-Castellón ha defendido el modelo anglosajón: «Echo de menos un sistema como el anglosajón, que es sota, caballo y rey, cada uno tiene sus funciones y entrometerse de forma más o menos descarada supone todo tipo de penas del infierno».

«Está claro, nosotros --en España-- no estamos en el sistema anglosajón y mecanismos no los hay, el que hay es tan limitado que no produce satisfacción».

En otro orden de cosas, ha aludido a la resolución de la justicia suiza según la cual el caso 'Tsunami' no es terrorismo, señalando al respecto: «Que cada uno diga lo que quiera; en la legislación suiza opinan eso, en la española otra cosa y cada uno sigue su camino».