Un teniente coronel de la Guardia Civil en la resrva y su hijo se enfran a dos años de cárcel por almacenar material protécnioc sin seguridad | Europa Press

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Un teniente coronel en la reserva que había sido responsable de la Intervención de Armas y Explosivos en la Guardia Civil en Valencia ha declarado este lunes que los productos pirotécnicos que comercializa en la empresa que creó con su hijo, destinados principalmente a obra civil para romper roca, hormigón o materiales similares, «nunca pueden detonar» y ha recalcado que «el riesgo es mínimo». «Una bombeta --petardo para los niños en Fallas-- es superior a nuestro producto», ha defendido y ha atribuido el juicio precisamente a su cargo en el instituto armado.

Así, lo ha declarado este lunes en el juicio que se sigue contra él y su hijo en la sección segunda de la Audiencia de Valencia por el que se enfrentan a dos años de cárcel por un delito de riego por materiales que pueden causar estragos ya que almacenaba material pirotécnico en un local situado en los bajos de un edificio, sin las correspondientes medidas de seguridad necesarias para su conservación y manipulación, según el ministerio fiscal. Asimismo, se les reclama nueve años de inhabilitación para ejercer en empresas de pirotécnia y explosivos.

El acusado ha explicado en el juicio, que había sido suspendido en dos ocasiones previas, que en 2014 con su hijo una empresa de artefactos pirotécnicos tipo P2 generadores de Gas y subtipo rompedores de roca y ha apuntado que sus productos cuentan con la homologación del Ministerio de Industria

La sede social está en Paiporta y solo él y su hijo tenían acceso a este local. Ha señalado los componentes de la materia prima, como magnesio y el perclorato potásico, se los vendían una empresa de Nules, la mezcla se hacía en una pirotecnica de Turis que legaba en unos bidones metálicos al taller de Paiporta confeccionar los cartuchos.

Ha indicado que las medidas de seguridad exigidas por el Ministerio de Industria se limitaban a que la mezcla estuviera en una taquilla metálica con cerradura, pero «para que no se robe porque el riesgo es mínimo, el riesgo de una bombeta es superior a nuestro producto». De hecho, ha señalado se enviaba a los clientes el producto por un servicio de mensajero o la llevaban ellos en furgoneta porque tampoco se requiere un transporte especial para mercancías peligrosas.

Es más, ha apuntado que según el libro naranja de la ONU sobre transporte de materias peligrosa pueden incluso llenar la bodega de un avisón de pasajeros porque «no hay riesgo de que el producto se salga del envalaje». Justo tres días del registro llevó a Palma 15 kilos «sin problemas». «Cuando se lo muestro por primera vez a un cliente tiro la mezcla al suelo, intento prenderlo con un mechero o periódicos ardiendo y su fuera explosiva explotaría, pero nunca ha explodo», ha apuntado.

Ha afirmado que no solía almacenar producto en el taller, pero que el día de registro había 742 cargas rellenas porque han tenido «problemas logísticos», pero que no había ningún precursor ni se encontró nada de polvo de alumonio. No obstante, ha señalado que tampoco hay límites para el almacenamiento. El hijo ha apuntado que limpian tras rellenar los cartuchos, pero que los resto encontrados el día de la intervención pueden ser porque «se cayó un poco».

Tal y como se desprende de la calificación fiscal, los acusados, puestos de común acuerdo, efectuaban en una pirotecnia las mezclas de materias primas y, una vez realizadas, trasladaban la sustancia elaborada en bidones metálicos hasta un local de Paiporta, en el bajo de un bloque de viviendas en pleno casco urbano sin medidas y condiciones de seguridad.

Local, en una transitada arteria

En ese bajo ambos manipulaban y almacenaban la sustancia elaborada y, posteriormente, fabricaban los productos calificados como artefactos pirotécnicos tipo P2. En concreto, confeccionaban las cargas expansores de gases compuestas de tubos de cartón o PVC, según calibre, tapones de plásticos, inflamadores eléctricos, estopín enfundado y carga explosiva. El local se hallaba ubicado en una calle rodeada de viviendas por todos sus francos, en la parte superior y en sus laterales, frente a un parque público, en una transitada arteria de la localidad de Paiporta.

La entrada y registro practicado en el local el 3 de diciembre de 2020 permitió la intervención de gran cantidad de producto elaborado y de material confeccionado para cargas. Los productos estaban almacenados sin las medidas de seguridad adecuadas para su peligrosidad, según Fiscalía Así, el suelo del local se encontró esparcida gran cantidad de mezcla explosiva, mucha humedad y polvo en suspensión, lo que, en caso de chispa, llama o fricción, «podría haber provocado la explosión del producto con graves consecuencias para las personas».

En concreto, tal y como detalla el ministerio público en su escrito, existía un riesgo «potencial» de explosión como consecuencia de posibles incendios en el local en el que se almacenaba, ya que fueron incautadas numerosas cajas de cartón que contenían gran número de cápsulas del producto terminado, algunas de ellas de gran tamaño, así como varios recipientes con la sustancia a granel, «máxime si se tiene en cuenta que se hallaban almacenados junto a una gran cantidad de material combustible, como plásticos y embalajes de cartón para montar».