La depuradora de Torla ha comenzado a funcionar tras dos años de obras, en los que se han invertido 2,3 millones de euros. Está diseñada para 1.990 habitantes equivalentes, tiene una capacidad media de depuración de 400 metros cúbicos de agua residual al día y podrá ampliarse un 50 por ciento si fuese necesario.
Este equipamiento cuenta con las últimas tecnologías y genera energía fotovoltaica, no obstante, las obras se han adaptado al entorno natural, con la utilización de la piedra como material integrador de las instalaciones.
Los dos colectores transportan las aguas residuales por gravedad hasta la depuradora, que está diseñada para gestionar los lodos generados y que, posteriormente, se aportarán como abono orgánico en las fincas agrícolas que lo necesiten, ha informado el Departamento de Medio Ambiente y Turismo.
Todo el proceso se ha estudiado para disminuir la huella de carbono, tanto en la ejecución de la obra como en la posterior explotación, ya que el coste energético se ha reducido un 30 por ciento con la implantación de las nuevas tecnologías.
Otro de los hitos importantes es la utilización de la energía fotovoltaica, junto con las nuevas máquinas deshidratadoras de bajo consumo, disminuyendo el coste energético un 80 por ciento en la deshidratación de fangos.
Una actuación "muy esperada"
El consejero de Medio Ambiente y Turismo, Manuel Blasco, ha señalado que la puesta en marcha de esta depuradora es una actuación «muy esperada» en la Comarca de Sobrarbe. Ha añadido que desde el Gobierno de Aragón también se trabaja en la licitación de las estaciones depuradoras de Broto y Fiscal, así como Boltaña y Aínsa, que estarán operativas en unos cinco años, aproximadamente.
Así, «se regulará, saneará y depurará el agua del río Ara en las principales poblaciones aguas arriba y a las puertas del Parque Nacional de Ordesa», ha observado Blasco.
En esta línea, el consejero de Medio Ambiente y Turismo ha subrayado el propósito de «mantener la calidad turística y medioambiental» del norte de la provincia de Huesca, sin embargo, la depuración del agua «era una asignatura pendiente».
Por su parte, el director gerente del Instituto Aragonés del Agua, Luis Estaún, ha comentado que la depuradora es una «instalación compacta» integrada en el conjunto histórico de Torla y en el medio natural del entorno.
Tres fases
La estación funciona en tres fases. La primera consiste en la recepción y desbaste del agua, en la que se retira a un contenedor la basura que incorrectamente se vierte al inodoro, como las toallitas desechables.
En la segunda fase, el agua residual pasa al corazón de la estación depuradora y en ella los reactores biológicos degradan la carga contaminante con ayuda de las propias bacterias presentes en el agua.
Mientras que en la tercera y última se separa el agua limpia del fango generado, que está compuesto por las bacterias que han depurado el agua y se utiliza como abono orgánico en la agricultura. El agua limpia sale por canales y tuberías hasta llegar al río Ara, finalizando así el proceso de depuración.
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