Recuperación del retablo en la iglesia de Yebra de Basa. | GOBIERNO DE ARAGÓN

TW
0

El Gobierno de Aragón ha finalizado la restauración del retablo mayor de la Iglesia parroquial de San Lorenzo en el municipio oscense de Yebra de Basa. La Dirección General de Patrimonio Cultural ha adjudicado estos trabajos por un importe de 87.093,38 y su plazo de ejecución ha sido de seis meses, entre diciembre de 2023 y junio de 2024.

La consejera de Presidencia, Interior y Cultura, Tomasa Hernández, que ha visitado la localidad este lunes para conocer el trabajo de restauración que se ha llevado a cabo en el retablo, ha subrayado que se decidió restaurar esta pieza «por su importancia artística y por el mal estado en el que se encontraba» y los trabajos han permitido que recupere «todo su esplendor». Ha estado acompañada por la directora general de Patrimonio Cultural, Gloria Pérez.

La iglesia parroquial de San Lorenzo en Yebra de Basa es el punto de partida o llegada de romerías celebradas con motivo de la festividad de Santa Orosia, por lo que se convierte así en el necesario soporte material que acoge a los fieles en sus celebraciones, así como en custodio de la venerada reliquia de la Santa Cabeza de la joven mártir que se guarda en uno de los armarios del retablo mayor, objeto de esta intervención.

El templo actual es un edificio de estilo renacentista, fruto de una ampliación en el siglo XVI de una iglesia románica preexistente, que fue totalmente remodelada en el siglo XVII. Su fábrica es de piedra y consta de tres naves de dos tramos cubiertos con bóvedas de crucería estrellada y su cabecera es recta.

Junto a ella se ubica la sacristía, mientras que la torre campanario se localiza a los pies y acoge en su planta baja el coro. Cuenta con dos accesos, situados en sus frentes meridional y septentrional y protegidos ambos por sendos pórticos.

En la cabecera se localiza el retablo mayor dedicado a San Martín de Tours y a San Lorenzo, que es Bien Inventariado del Patrimonio Cultural Aragonés. Se trata de una pieza ejecutada en madera tallada, dorada y policromada, que consta de sotabanco, banco con dos armarios para guardar relicarios, cuerpo principal con gran sagrario y escultura de San Martín, segundo cuerpo con escultura de San Lorenzo y ático con grupo escultórico central del Calvario.

Esta composición actual es fruto de diversas reformas históricas, ya que cuenta con doce pinturas sobre tabla del siglo XVI insertas en una mazonería de principios del siglo XVII, que a finales de la misma centuria se amplió con la incorporación de ocho pinturas sobre lienzo.

Todo ello ha dado lugar a un rico conjunto en el que están presentes muy diversas técnicas artísticas, cuyo estado de conservación presenta múltiples deficiencias.

Deficiente estado de conservación

El estado de conservación del retablo, antes de la intervención que acaba de finalizar, era deficiente, ya que, al deterioro natural producido por el proceso de envejecimiento de sus materiales constituyentes, se había unido el derivado de su exposición en épocas anteriores a la acción de humedades, depósitos de polvo, suciedad y escombros, especialmente en el reverso del mueble.

No obstante, aunque el aspecto general de las superficies doradas y policromadas del retablo era bastante completo, éstas presentaban ennegrecimiento por acumulación de humos y grasa, salpicaduras de cera y oscurecimiento de barnices de protección aplicados sucesivamente.

Además, en el soporte de madera se observaban desencolados de anclajes de la estructura bloqueados por clavos de forja por el anverso, alabeos, apertura de paneles y grietas verticales, fracturas, desgastes, erosiones, mutilación de manos o dedos y faltas en remates decorativos.

Por otro lado, las pinturas sobre lienzo presentaban peor estado que las pinturas sobre tabla debido principalmente al destensado de su soporte de tela, además de perforaciones, roces y arañazos, claveteados, grapas y la incorporación de las cerraduras de los armarios instalados en la predela del retablo.

Intervención en el retablos

Las restauradoras Covadonga Menéndez y Ana Martín han detallado que la restauración conllevaba «cierta dificultad porque es un retablo que está realizado en diferentes épocas». Debido a la variedad de estilos se han tenido que analizar los materiales, las técnicas y el estado de conservación para acometer su recuperación.

«Cuando entramos a trabajar estaba muy oscurecido, habían aplicado un barniz natural de resinas que se había quedado marrón y ocultaba todo el color, la decoración y las técnicas artísticas», han precisado. Han celebrado que, tras seis meses de trabajo, «ya podemos contemplar todos los detalles y todas las técnicas» de esta obra de arte que ya puede «apreciar y disfrutar todo el mundo».

La intervención, que ha sido supervisada por los técnicos del Servicio de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural, se ha centrado en la recuperación en cuanto a la retirada de materiales y productos superpuestos que perjudicaban, ocultaban o distorsionaban las superficies doradas y policromadas.

También en la conservación para el restablecimiento de las características físicas idóneas de los materiales mediante la utilización de técnicas y tratamientos que han proporcionado la consolidación, adhesión y fijación necesaria para asegurar su permanencia en el futuro, cumpliendo los inexcusable requerimientos de mínima intervención, reversibilidad, discernibilidad, compatibilidad y estabilidad.

Una vez instalados los medios auxiliares necesarios, la intervención comenzó con la documentación gráfica y fotográfica del estado de conservación del retablo, la extracción de las tallas, el sagrario, el frontal de altar y aquellas tablas de la predela que permitieran un mejor acceso al pavimento posterior a la base del retablo.

A continuación, se procedió a la limpieza superficial por aspiración de la totalidad del retablo y a la repetición de los ensayos de limpieza y consolidación experimentados en la fase de proyecto, diferenciando las pruebas en mazonerías, tablas y lienzos. Asimismo, se extrajeron diversas muestras para ser analizadas.

Limpieza de la obra

La limpieza, siempre de carácter selectivo y controlado, fue gradual, por estratos, para conseguir un nivel homogéneo en todas las superficies doradas y policromadas, eliminando la suciedad adherida y compactada y los barnices deteriorados, conservando la integridad de los materiales originales y la unidad estética del conjunto.

La consolidación del soporte se completó con el estudio estructural de la armadura del retablo, donde se vio la necesidad de aplicar refuerzos estructurales para asegurar la verticalidad y estabilidad del conjunto, revisándose los anclajes, ensamblajes, desencolados, desplazamientos y el alcance de las reintegraciones volumétricas. La intervención en el retablo finalizó con la restauración del frontal de altar.

Todas estas actuaciones han llevado aparejada una labor de documentación gráfica y fotográfica, así como diversos estudios de materiales y pruebas, cuyos resultados se han plasmado en una memoria final de los trabajos, que ha incluido también un plan de mantenimiento y conservación preventiva para el futuro. También se han realizado un póster y un vídeo con imágenes de todo el proceso de intervención.