La dramaturga Angélica Liddell antes de la rueda de prensa de este miércoles | Europa Press - EUROPA PRESS

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La dramaturga Angélica Liddell explora la liturgia de la muerte en la obra 'Dämon. El funeral de Bergman', con la que lleva a escena el funeral que el director de cine sueco Ingmar Bergman diseñó para él mismo, y que se podrá ver del viernes al domingo en el Teatre Lliure en el marco del Festival Grec de Barcelona.

En rueda de prensa este miércoles, Liddell, que es la cuarta vez que viene al Festival Grec, ha puesto en valor la inspiración que ha recibido de Bergman a lo largo de su carrera, y que la idea de esta obra viene de su propio miedo a la muerte que se le plantea con la misma «edad a la que Bergman lo expresa, sobre los 56 o 57 años».

La obra inauguró en junio el Festival d'Avignon (Francia) y es la segunda parte de una trilogía que inició en el festival Temporada Alta 2023 con 'Vudú (3318) Blixen' que visitará el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) en la próxima temporada, y se cerrará con 'Eón'.

'Dämon' invita al público al funeral que Bergman se diseñó para el mismo e incluye referencias a las creaciones favoritas del autor, como 'Un sueño de Strindberg', y cuenta con intérpretes procedentes del teatro sueco Dramaten, donde el cineasta se formó y trabajó.

El espectáculo muestra los diferentes momentos del ritual del funeral y aborda «el miedo a la muerte más profunda que enfrenta a todos con el demonio de la vanidad y de la hipocresía», ya que según la dramaturga quería transmitir la idea de exterminación y aniquilación del cuerpo, en sus palabras.

"camino a la desaparición"

Liddell conecta la obra con un episodio de la vida de Bergman en el que ve el funeral del Papa Juan Pablo II por la televisión, que reconoce como un «acontecimiento estético que le recuerda al demonio de la vanidad», y decide que él también quiere ser enterrado en un ataúd como el suyo y comienza a diseñar su propio funeral.

Sobre la tercera parte de la trilogía, 'Eón', ha dicho que aún no está producida pero que quiere seguir tratando «ese camino hacia la desaparición» y que se quiere dejar llevar por las experiencias del proceso creativo.

Lo que sí que afirma es que quiere que esta tercera parte sea completamente en silencio: «Me apetece muchísimo enmudecer y expresarme a través de otros cuerpos, de otras cosas, de otros universos expresivos, porque al final la palabra también es una condena».

Polémica con un crítico francés

Preguntada por la polémica con un crítico francés que se querelló contra ella por injurias tras su estreno en Avignon, Liddell ha querido quitarle peso asegurando que no eran injurias sino un juego de palabras, y cree que al fin y al cabo «todo ha sido muy 'bergamaniano».

«Cuando un crítico en vez de recurrir a la libertad de expresión recurre a la policía, algo marcha mal. Ha legitimado la obra desde el punto de vista 'bergmaniano', la ha hecho más 'bergmaniana' que nunca. El alma de Bergman quedó saciada, creo que estará feliz», ha añadido.

Con respecto a si esta parte de la obra se va a adaptar, Liddell ha dicho que va a ir adaptando las dramaturgias pero insiste: «Las referencias a las críticas francesas me permiten hacer una dramaturgia en escena también, pero creo que iré adaptando según los teatros a los que vaya».