Archivo - Rescate del Aita Mari | SMH - Archivo

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El buque de rescate vasco 'Aita Mari' de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), que tras el verano pondrá de nuevo rumbo al Mediterráneo central para salvar vidas de migrantes en el mar, pide apoyo social y financiero para hacer frente a las dificultades añadido que suponen las políticas «impulsadas por la extrema derecha» y que les obligará a «redoblar esfuerzos» para poder llevar adelante su labor.

En una entrevista a Europa Press, el coordinador de SMH, Iñigo Mijangos, afirma que, en la actualidad, «la sombra de la ultraderecha es más larga» y ha logrado en Europa que se le hagan «concesiones». En concreto, critica que el Gobierno italiano de Georgia Meloni está «entorpeciendo la misión de la fuerza civil de rescate», con la «amenaza de la detención» de sus barcos, que está provocando una reducción «significativa» de su presencia en el Mediterráneo central.

Mijangos reprocha «la narrativa racista de la ultraderecha que, al final, se traduce en hechos». «Lo venimos padeciendo ya en Italia con Meloni, que está con un disfraz de terciopelo», añade.

En este sentido, recuerda el coste que está suponiendo para las ONG que el Ejecutivo italiano les asigne puertos lejanos a las zonas de rescate, como le ocurrió al Aita Mari en su última misión con el desembarco en Ravenna con 34 personas rescatadas en el Mediterráneo, muchas de ellas sirias.

«Ya no pudimos hacer más trabajo porque tuvimos que hacer un segundo repostaje de combustible y se nos acabó el presupuesto. La tripulación había navegado prácticamente durante dos meses, recorriendo con la vuelta tantas millas como si hubiese cruzado el Atlántico. Son casi tres tanques de combustible que suponen unos 60.000 euros solo en combustible», apunta.

El coordinador de SMH lamenta que en «la nueva agenda migratoria» de Europa no haya ya «ni una sola medida de carácter humanitario o asistencial y se hayan hecho »concesiones a la ultraderecha«. »Todas las medidas son de control de la migración, inversión en más control fronterizo, y en más militarización y securización en la frontera", indica.

A ello se suman, según subraya, acuerdos como el alcanzado con Túnez, antes con Libia, «para facilitar la devolución en caliente, la interceptación de las personas que intentan huir de la garra de la violencia, y también suenan tambores de guerra». «Si aumentan las acciones militares en Líbano, Siria e Irán, va a haber más gente en las rutas de escape», subraya.

Asegura que, «a pesar de todas estas dificultades», que suponen «más gastos de gestión, de operación» porque les van «quitando vías de mar», seguirán «trabajando y luchando». «Creemos que es importante poner pie en pared y no claudicar», señala.

Vinaròs y burriana

Iñigo Mijangos afirma que también se están planteando que el Aita Mari no vuelva, tras sus misiones, a los puertos públicos de Vinaròs y Burriana, en la Comunidad Valenciana, por «el cambio de legislación sobre puertos por los acuerdos con Vox», y que supone «la eliminación de la exención de tasas portuarias a los barcos de ayuda humanitaria».

«Estamos a expensas de ver qué pasa, porque parece que hay una intención de hacer algún tipo de revisión con carácter retroactivo y que quieren liquidar tasas de los últimos cuatro años, algo que no es legal», censura.

Según apunta, esto supone «un frente más» para la ONG vasca, y en caso de que se les reclamen tasas con carácter retroactivo, hablarán con los partidos y el Gobierno central para emplazarles a «que se pidan cuentas». «El relato que se hace por Vox y la ultraderecha no es gratuito, se traducen en hechos y, al final, nos afectan», asevera.

Menores

Una de las cuestiones «preocupantes» en estos momentos para Salvamento Marítimo Humanitario es la de los menores no acompañados, un problema que está acuciando especialmente a Canarias. Tal como ha reconocido Mijangos, el Gobierno del Estado «ha intentado desbloquear la situación, pero no ha sido posible por una cuestión de réditos políticos».

«España tiene que hacer valer la voz que tiene en el Consejo Europeo y en la Comisión para que se hagan políticas migratorias con un perfil más humanitario», defiende.

Tras apuntar que en Euskadi se hace una «apuesta seria y firme» en materia de asistencia a migrantes y es «sensible» a la acogida de menores no acompañados, reprueba que haya regiones que se nieguen a hacerlo, con lo que supone «de rebote» para otras comunidades.

Iñigo Mijangos también destaca «la importancia» de «sensibilizar a la gente y hacer un contrarrelato» al discurso «de que el mena viene aquí a robar, a aprovecharse de nuestros recursos y a violar a nuestras mujeres» y que, por lo tanto, «hay que sacar la armada para devolverlos a todos».

Apoyo social y financiero

El Aita Mari se encuentra, en estos momentos, atracado en un varadero privado del Puerto de Sagunto para realizar las labores de mantenimiento y revisiones de este antiguo atunero que ahora salva vidas de migrantes en el Mediterráneo, a la espera de que llegue octubre para emprender una nueva misión.

Para continuar con su labor, con las complicaciones añadidas que se prevén en el futuro, la ONG vasca, al margen del apoyo financiero que le ofrecen las instituciones de Euskadi, está pensando en ampliar su campaña de socios para recabar fondos después de que a principios de año hiciera un crowdfunding «que tuvo una respuesta muy buena».

También la estancia del barco en los puertos de Bilbao y Pasaia, con más de 6.000 visitas, le supuso «unos ingresos». En todo caso, su última misión en Ravenna acabó «con todo el presupuesto», y por ello realiza un llamamiento al apoyo social.