La plaga de conejos que viene asolando el campo aragonés desde hace años ha movilizado a la ciencia en busca de soluciones que vayan más allá de los permisos especiales de caza y del uso de armas de fuego de calibres distintos a los habituales y, tras varios estudios sobre la resistencia de los distintos tipos de cereales, se ha concluido que el triticale, de creación humana y que combina el trigo y el centeno, pasa por el ser el más fuerte ante las dentelladas del 'oryctolagus cuniculus' o conejo silvestre.
El hambre voraz de los conejos silvestres, aumentado especialmente durante los periodos de sequía, ha hecho estragos en el cereal, pero también en los cultivos leñosos como los viñedos, olivares, almendros y frutales y según datos de UAGA de comienzos de este año, ya habría unas 50.000 hectáreas afectadas en toda la Comunidad, de las que cerca de 1.200 se localizan en el término municipal de Zuera (Zaragoza).
«No es una afección total, pero sí parcial y puede ser del 50% en función de los cultivos», resalta David Gregorio, técnico de Cooperativa Gallicum, colectivo que aglutina a agricultores de Zuera y San Mateo de Gállego.
Hace ya 14 años que se prolonga su martirio. Un periodo durante en el que le dieron vueltas a distintas soluciones «para no tener que abandonar la tierra» y que los llevó a sumarse al Proyecto Gest-Conejo, impulsado desde 2021 por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y que este próximo mes de octubre concluye su periodo de trabajo tras una inversión de más de 110.000 euros.
Los ensayos se han venido realizando a lo largo de los últimos tres años en tierras del término municipal de Zuera, «una zona cerealista de secano representativa de Aragón», según explica el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología CSIC, José Daniel Anadón.
Los trabajos han analizado qué cultivo es más resiliente al conejo. Para ello se delimitaron microparcelas donde se sembraron variedades de trigo, avena, cebada, tritordeum y triticale. «Aquí se han establecido unos testigos protegidos con un vallado en una superficie de un metro cuadrado; y se ha hecho así para comprobar la diferencia del estado de desarrollo del cultivo dentro o fuera del vallado», explica Anadón.
Con este sistema se ha podido analizar qué cultivos son los más afectados por el impacto del conejo silvestre y, «gracias a las jaulas, se puede cuantificar cuál debería ser la cosecha sin presencia de este animal», apunta este experto.
Y de todos los candidatos, es el de las variedades de triticale el que mejor resiste el ataque del conejo. «Los ensayos realizados en las lindes de campos fuertemente afectados muestran que el triticale mantiene un 46% de grano, mientras que otros cereales como cebada o trigo blando mantiene solo el 5% de la cosecha», explica Anadón.
Este cultivo rústico, cruce de trigo y centeno desde su creación hace ya medio siglo, «presenta, además, una gran capacidad de rebrote», según detalla el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología CSIC.
La posible elección de este cereal, sin embargo, no debe ser una decisión aislada, sino que ha de coordinarse, según advierte el investigador del CITA Carlos Calvete por aquello de no orientar al saqueador hacia el cultivo más apetecible.
«Nos hemos dado cuenta de que funciona, pero es importante la sincronización de los campos porque si en uno hay triticale y en otro hay cebada, no hacemos nada. Es importante sincronizar el cultivo para reducir la presencia de conejos», matiza.
No obstante, los socios del Proyecto Gest-Conejo insisten que la disminución de la población de conejo no sería inmediata «debido a los múltiples mecanismos que tienen para compensar inicialmente esta merma en la reproducción», ha indicado Carlos Calvete que a su vez ha añadido que «deberían hacerse patentes y alcanzar su máxima reducción en 2 o 3 años».
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