Así lo expone la mujer en una carta enviada a los medios, en la que ha asegurado que junto a los seis mandos investigados «deberían estar desde el general de Brigada hasta la ministra de Defensa, ya que eran los máximos responsables de la base de Cerro Muriano y del Ejército». «Eran los responsables de poner todos los medios necesarios para que la tropa hiciera su trabajo con normalidad, dignidad y bienestar, para que, tras su encomienda, todos pudieran volver a casa a abrazar a sus mujeres y maridos, a sus hijos», ha transmitido.
Al respecto, se muestra «convencida» de que la muerte de su marido y de su compañero «se podían haber evitado», de manera que «se debería haber paralizado el ejercicio si no contaban con los medios necesarios para que no ocurriera ninguna desgracia», tras tener que cruzar el lago con «mochilas de combate, fusil de asalto, uniforme de camuflaje y casco», de ahí que haya pedido que «todo el peso de la ley caiga sobre los responsables de su muerte».
Además, ha advertido de que «podrían haber fallecido más compañeros ese día, tal y como se desarrolló el ejercicio», al tiempo que ha confesado que «estaban muy agobiados, porque semanas antes habían estado de maniobras en Zaragoza y no tenían mucho tiempo para tanto que se les exigía antes de las vacaciones de Navidad».
Según ha relatado la viuda del cabo, «mi marido se quejaba de que no daba tiempo a tanto como tenían planeado hacer», a la vez que «sobre las maniobras comentó que era una locura llevar a cabo ese plan en esas circunstancias». «Aunque siempre decía con resignación que las órdenes había que cumplirlas», ha indicado.
Asimismo, la mujer ha declarado que «la peor noticia» de su vida la conoció «por la radio». «Estaba trabajando y, al escucharla, me quedé paralizada», ha asegurado, para agregar que nunca imaginó que se tratara de su marido, de modo que empezó a «buscar información, llamando a amigos y compañeros, hasta que a los pocos minutos me llamaron de la base de Cerro Muriano para decirme que lo estaban buscando por el campo de maniobras», pero «en ningún momento me dijeron que había sido en el lago».
"cambiar el sistema"
Mientras, la esposa de Miguel Ángel, quien ha agradecido el apoyo recibido desde los hechos, considera «inimaginable» que su marido «se fuera a hacer su trabajo y no volviera por haber muerto en esas circunstancias», de ahí que defienda «cambiar el sistema» para evitar un suceso similar.
«Lo único que me consuela es pensar que la muerte de mi marido no haya sido en vano y que, a partir de ahora, se hagan controles de acceso al Ejército más restrictivos, se inspeccionen las bases y las condiciones de trabajo y, sobre todo, se controlen los puestos de libre designación», ha manifestado.
Entretanto, ha dicho que «Miguel eran un apasionado de su profesión, tanto la quería que dio su vida por ella en el cumplimiento de su deber», al tiempo que ha expresado que los militares no son «suficientemente reconocidos por su labor, tienen sueldos míseros, unas condiciones que rozan la mendicidad y, sobre todo, condiciones laborales que están a mucha distancia del resto de profesiones».
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