Alegría defiende la importancia de formar en humanidades para abordar la "cruda cara" de las nuevas tecnologías

La consejera de Empleo, Ciencia y Universidades, Claudia Pérez Forniés; la ministra de Educación, Pilar Alegría; el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral; y el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, José Antonio Beltrán. | Europa Press - EUROPA PRESS

TW
0

La ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, ha asegurado este viernes que la «cruda cara» que esconden la digitalización y las nuevas tecnologías en el mundo actual demuestra «de manera clara» la importancia de seguir formando en humanidades, no sólo pensando en los jóvenes, sino «en toda la sociedad en general».

Alegría ha pronunciado estas palabras en el acto de toma de posesión del nuevo decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Beltrán, que ocupó el cargo de director general de Universidades entre 2015 y 2019, cuando la dirigente socialista era consejera autonómica de Innovación, Investigación y Universidad, etapa en la que se comenzó la reforma de estas instalaciones.

De hecho, ha recordado que, hace exactamente seis años, fue el primer día en el que realizó una visita oficial a las obras de reforma la Facultad, que ha reivindicado que pusieron «en el lugar que merecía» a las humanidades.

En opinión de la ministra, estas disciplinas no sólo sirven para estudiar el pasado, sino también para interpretar el presente y estas facultades son «una escuela de pensamiento crítico y de creatividad».

"encender la mente"

En este sentido, ha señalado que muchas de las personas que recorren ahora los pasillos de esta Facultad de Filosofía y Letras --unos 2.700 alumnos repartidos en 10 grados y 11 másteres-- «mañana van a ser profesores» y serán los responsables de enseñar a sus alumnos a interpretar «con criterio propio» el mundo en el que les toca vivir.

La educación «no es sólo transferir conocimiento», sino que es, sobre todo, «encender la mente» y «ese fuego sólo lo avivan las humanidades», ha remachado Alegría, quien ha destacado que esta facultad zaragozana ha formado a «grandes referentes» en este ámbito y se ha mostrado convencida de que se van a seguir despertando vocaciones humanísticas que se encargarán de recoger el testigo.

La ministra ha dado la enhorabuena al nuevo decano y ha recordado la etapa en la que trabajaron juntos en la Consejería de Innovación, Investigación y Universidad, que ha reconocido que «no fueron momentos sencillos», aunque cree que fueron capaces de responder a muchos de los objetivos a los que se comprometieron el primer día, todo ello gracias a un equipo del que formaba parte José Antonio Beltrán Cebollada y también Fernando Beltrán Blázquez, actual delegado del Gobierno de Aragón y entonces secretario general técnico del Departamento.

Del nuevo decano ha destacado que es «un trabajador infatigable y una persona muy talentosa», además de una persona «honesta, generosa y con un sentido del humor muy fino y muy inteligente», por lo que ha sido «un acierto perfecto» elegirlo para esta nueva responsabilidad académica.

José Antonio Beltrán es profesor titular de Filología Latina desde 1998. Su trayectoria investigadora se ha centrado en Lingüística latina, en Humanismo y Tradición Clásica y en la figura de Marco Valerio Marcial. Ha sido vicedecano en distintos mandatos, además de su etapa como director general de Universidades del Gobierno de Aragón.

El acto ha contado también con la presencia de la consejera de Empleo, Ciencia y Universidades, Claudia Pérez Forniés; del rector en funciones de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral; de la decana saliente, Elena Barlés; y del nuevo decano.

Compromiso del gobierno de aragón

Pérez Forniés, por su parte, ha transmitido «el máximo apoyo» y la «lealtad institucional» del Gobierno aragonés, que tiene un «compromiso inquebrantable» con la Universidad de Zaragoza, que se demuestra «con hechos» como una dotación presupuestaria mejorada, una estrategia de futuro o la posibilidad de desarrollar la investigación de manera «más desahogada».

Todo ello, ha recalcado, con el objetivo de fomentar la investigación, de que esos resultados se transfieran al tejido empresarial y, sobre todo, de cohesionar el territorio.

Sobre la Facultad de Filosofía y Letras, ha coincidido en que es «un bastión del pensamiento crítico, la reflexión y la creatividad», y ha insistido en que las humanidades y las artes son «un valor esencial» en la actualidad.

El rector ha remarcado que el nuevo decano merece su «máximo respeto y consideración», al igual que su predecesora, que tuvo que gestionar, entre otras eventualidades, una pandemia o la escasez de materias primas, que provocaron el retraso en la inauguración de la Facultad. «No había aluminio para las ventanas. Así de simple», ha relatado.

El fin de la "superespecialización"

José Antonio Mayoral, en clave académica, ha aseverado que la «superespecialización» de finales del siglo XX se ha acabado para dar paso a una visión más completa y transversal, como la que había en el Renacimiento, en la que las humanidades son «esenciales», porque la tecnología «no tiene que ser el fin, tiene que ser la herramienta», además de su papel para "disfrutar de la belleza.

José Antonio Beltrán ha recibido su nuevo cargo con «emoción» y «gratitud» y ha rememorado la reforma de la Facultad como uno de los principales proyectos al frente de la Dirección General de Universidades, a lo que también ha sumado el cambio en las relaciones entre el Gobierno de Aragón y la institución académica, convirtiendo su financiación en «política de Estado», el impulso a un contrato programa, mayores vínculos con los institutos de investigación, los complementos al profesorado o la reducción de las tasas de matrícula y el «fuerte» incremento de las becas.

Todo ello bajo unas condiciones económicas «muy complicadas» y con un presupuesto autonómico de 5.500 millones de euros, mientras que el actual asciende a 8.800, por lo que ha confiado en que el actual Ejecutivo autonómico preserve esa «política de Estado».

Objetivos del nuevo decano

En este punto, con un edificio «digno», «inteligente» y «vanguardista», aunque aún «por domesticar», ha apostado por ser la facultad humanística de referencia en el valle del Ebro, pero también por ser capaces de atraer estudiantes de diferentes latitudes y de retener el talento local, que en muchas ocasiones acaba marchándose a otros lugares por la falta de másteres con los que completar sus grados.

Para ello, Beltrán ha defendido fomentar las dobles titulaciones, potenciar los másteres y programas de doctorado, las microcredenciales, la formación permanente, elaborar un plan de internacionalización y recuperar la posición de la Facultad de Filosofía y Letras como «centro neurálgico de la actividad cultural» de la Universidad.

Ha finalizado rechazando que los estudiantes de esta facultad tengan más dificultad para encontrar trabajo. «Si la economía va bien, no hay una mala inserción laboral de nuestros titulados y, si la economía va mal, va mal para todos», ha remarcado el decano, quien ha reclamado el mismo valor para el razonamiento humanístico que para el análisis matemático o científico.

Beltrán ha estado precedido por su antecesora en el cargo, Elena Barlés, quien ha recordado la dificultad de la adaptación a las medidas exigidas por la pandemia, la crisis energética o la doble mudanza por las obras --el traslado y el regreso al nuevo edificio--.

Su ánimo, ha subrayado, ha sido siempre «hacer lo mejor para la Facultad», algo que ha intentado «con la mayor dignidad posible» y sacando aspectos positivos, como un mejor conocimiento del funcionamiento del centro, la «amistad» con los miembros de su equipo, el estrechamiento de lazos con su equipo o que sus superiores han sido «un regalo», mencionando expresamente la «voluntad política» demostrada por la exconsejera Pilar Alegría y el expresidente Javier Lambán.

El acto ha estado amenizado por la actuación de la cantante y música Pilar Almalé, que ha interpretado dos piezas de la tradición sefardita y una canción tradicional de Salento --en la Apulia italiana--.