Lluc Fluxà en el interior de «Cel·la», instalación de Mónica Fuster, expuesta actualmente en su galería.

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CRISTINA ROS La Galerie Lelong, de París, acaba de editar un libro de bibliófilo con textos de la galerista mallorquina Maria de Lluc Fluxà y grabados de Louise Bourgeois, artista de renombre internacional residente en Nueva York. «Metamorfosis», que así ha titulado el libro la galerista que por primera vez publica sus escritos, nace de la estrecha colaboración entre ambas mujeres, que han configurado un volumen de caracter tan intimista como reivindicativo.

El libro se desarrolla en tres actos, cada uno de los cuales revela un estado emocional distinto dentro de esta evolución. «Crescendo (Prohibido pensar)» es un viaje por la niñez y la primera toma de consciencia de una situación impuesta; «Andante malinconico (Reflexión)» está centrado en ese momento en que, según palabras de Maria de Lluc Fluxà, «la memoria pesa y una va sintiendo que tiene que romper con ella», y, por último «Forte (Exorcismo-catarsis)» cuando, «más que romper con la memoria, te das cuenta de que puedes transformarla. Es cuando la historia ya no te duele. Personalmente, debo reconocer que el arte me ha ayudado a cicatrizar esas heridas. En un nivel más general, el libro lanza el mensaje de que cualquier mujer tiene recursos para romper con esos condicionantes educacionales».

Se puede decir que el más importante revulsivo que provocó este cambio fue el descubrimiento de una serie de dibujos de Louise Bourgeois titulados «Femme-maison», que se exponían en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), adonde Maria de Lluc Fluxà había viajado, como estudiante de Historia del Arte. En ellos, la artista representaba un cuerpo femenino cuya cabeza había sido sustituida por una casa con todos sus condicionantes. El origen de estos dibujos de Louise Bourgeois se remontaba a 1947, cuando denunció públicamente la situación femenina.