La «trikitixa» o acordeón diatónico adquiere en las manos de Kepa Junkera una dimensión desconocida.

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ANA PÉREZ El I Festival de Folk de Mallorca, que se celebra el próximo fin de semana en el Auditòrium de Palma, cuenta con un invitado de lujo para su clausura: Kepa Junkera.

Tras la actuación, el sábado 22, de Música Nostra y Carlos Núñez, el domingo 23 será el día de Ximbomba Atòmica y del músico bilbaíno, una auténtica revolución en el mundo de la música que ha conseguido, a base de experimentación, popularizar la música tradicional vasca más allá de sus fronteras.

Corría 1983 cuando los miembros de Oskorri descubrieron a Kepa y el sonido de su trikitixa o acordeón diatónico. Desde entonces se hicieron inseparables y con ellos actuó por vez primera en el Auditòrium. Vendrían después sus primeras composiciones, cuando ya eran Kepa, Zabaleta eta Motriku, y luego fue ya un no parar.

«Bilbao 00.00 h» es el último disco de Junkera, del que, junto a sus ocho trabajos anteriores, ofrecerá una muestra en su visita a Palma. Pero la música de este vasco, que lo mismo trabaja con Benito Lertxundi, Pedro Guerra y Carlos Núñez (su gran amigo) que con la Orquesta Sinfónica de Bilbao, es también un impresionante espectáculo visual que llega de la mano de la txalaparta: «un ancestral instrumento que se toca entre dos, compartiendo el ritmo que van marcando los palos. Es algo que impresiona y que seguro que gusta al público», dice.