El Museu d'Història de la Ciutat, ubicado en el Castell de Bellver,
cuenta ya con las cuatro salas que le quedaban para completar su
estructura y ofrecer a los visitantes lo acaecido en Palma desde la
conquista catalana, en 1229, hasta la actualidad.
El alcalde Joan Fageda y la concejala de Cultura, Carme Feliu,
inauguraron ayer las nuevas estancias de un museo que fue abierto
al público en enero con los vestigios de los primeros pobladores de
Palma y que se centra en «la evolución urbanística de la ciudad a
la vez que muestra la cotidianedad de su gente desde su fundación»,
como así aseguró Magdalena Riera, jefa del equipo de arqueólogos
municipales. Riera destacó el traslado a Bellver de los cuadros
«Vista de Palma», del siglo XVII, y «Al·legoria de la República»,
de los años treinta del presente siglo, que se encontraban en las
paredes de Cort.
Las nuevas salas del Museu d'Història de la Ciutat dividen el
devenir de Palma en cuatro períodos, dedicándose las dos últimas al
siglo XX. Se puede ver como se ha ido formando la urbe desde la
construcción del Call o el barrio de sa Calatrava, en el siglo XIV,
hasta el alzamiento de la Fundació Pilar i Joan Miró (1993), el
Palau March (1945) o el Institut Ramon Llull (1916), pasando por
los famosos patios del siglo XVIII, ya sea en Can Oms, Can Vivot o
Can Balaguer. Además, las diferentes estancias ofrecen piezas
arqueológicas de cada época, así como textos referenciales, como el
famoso «L'illa de la calma», de Rusiñol. Magdalena Rosselló,
directora del museo, afirmó que las ocho estancias del museo van
dirigidas «a un público infantil y poco erudito, mayoritariamente
turistas, por lo que hemos hecho una cosa visual y sencilla».
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