Josep Vives Campomar (Maó, Menorca, 1940) presenta en el Casal
Solleric de Palma la muestra «Pintures i gravats», una exposición
en la que exhibe un recorrido por 30 años de creación artística. La
muestra se inaugura hoy en las salas del entresuelo de dicho centro
cultural y permanecerá abierta al público hasta finales de
septiembre. La muestra, que reúne obras realizadas entre 1960 y la
actualidad, fue presentada ayer por el propio artista, que
compareció ante la prensa acompañado de los responsables de las dos
instituciones que han hecho posibles la exposición: Carme Feliu,
Concejala de Cultura del Ajuntament de Palma, y Albert Ribas,
director del Centre de Cultura Sa Nostra.
Josep Vives Campomar, un hombre poco amante de las palabras y
que prefiere remitirse a sus cuadros, se refirió a su pintura
asegurando que «se trata de una obra modesta, que no tiene ningún
estilo ni ninguna tendencia». Más adelante amplió esta afirmación:
«Cada día me interesa menos pertenecer a un estilo o a una
corriente artística. Mi intención es acercarme a la pintura de
siempre», explicó.
La mayor parte de la obra de este pintor está formada por
bodegones y paisajes. «El bodegón me gusta porque me permite estar
muchos días sobre la obra, aunque hace unos años, cuando decía que
pintaba bodegones, parecía que la gente me perdonaba la vida,
porque hacer naturalezas muertas no está de moda. Los paisajes ya
resultan más complicados, pues ser hijo de un gran pintor (en
referencia a Joan Vives Llull, discípulo de Anglada Camarasa e
integrado en la Escola de Pollença) es una presión que da algo de
miedo», manifestó.
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