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TONI LIMONGI El grupo teatral japonés Kokoromi-no kai trajo ayer la magia del teatro Noh al XXXVIII Festival de Pollença. El Noh representa un drama muy estilizado que utiliza la danza y la música como medios de expresión internas.

El director de la compañía, Tstano Matsuko, aseguró que «es un teatro muy melodramático, aunque tiene unos interludios cómicos, llamados Kyogen, que son mucho más accesibles» y puntualizó: «Espero que el público mallorquín entienda nuestro teatro, un poco alejado de la tradición de aquí, aunque creo que los Kyogen gustarán por su carácter divertido, más dinámico». En el teatro Noh, los actores han tenido que estudiar cinco años de interpretación o danza en Kyoto y Tokyo y actúan con máscaras. En el Claustre del Convent de Sant Domingo de Pollença, donde se celebran las funciones, pueden observarse 12 caretas de similares características. La compañía ofrecerá mañana otra función en el mismo recinto.

La representación de ayer comenzó con un Noh con música titulado «Ataca», para proseguir con una pieza de danza y música de corte melodramático llamada «Tsuchigumo».

El drama burlesco «Uri-Nusubito» («El ladrón de melones»), puso el punto humorístico de la noche.