TW
0
CRISTINA ROS Joan Miró reciclaba papel para sus manuscritos, utilizaba lápiz y corregía con bolígrafo, a veces rojo y otras negro. Así se presenta el texto escrito de puño y letra por el artista en el que confiesa sus sentimientos hacia Pilar Juncosa, quien fuera su esposa a lo largo de más de cincuenta años. Ha sido, sin duda, el hallazgo más emotivo en el proceso de puesta en orden de los archivos familiares que han llevado a cabo, durante este verano, los nietos del pintor, Emilio Fernández y Joan Punyet, con la colaboración de Xisca Borràs.

El texto, escrito en francés, merece traducción: «Pilar, mi mujer, es una compañera ideal para mí, sin ella yo sería un huérfano perdido en este mundo, pues al margen de mi trabajo no tengo noción alguna de otras cosas ni de cómo hay que organizarse, ella es mi ángel de la guarda». Así pensaba Joan Miró en 1976, cuando escribió unos textos para completar el libro «Conversaciones con Miró», de Georges Raillard, publicado en 1977.

Junto al manuscrito en que se refiere a Pilar Juncosa, se han hallado otros en los que habla de artistas, de amigos y de colaboradores, así como un escrito de Jacques Dupin "quien intervino para que pudieran realizarse estas conversaciones" en el que hace algunas sugerencias a Miró respecto al libro. Miró y Raillard se reunieron en Palma en noviembre de 1975. Se deduce que el artista envió a su amigo y consejero Dupin las primeras pruebas del libro. Jacques Dupin le contestó: «Demasiado duro con Chagall. Falta hablar de Pierre Matisse, de Pepito, de Pilar y de la familia. También falta una referencia al libro de René Char «Le marteau sans maître». En el mismo escrito, Miró añade dos nombres: Klee y Kandinsky.