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T.L. Lluís Pasqual, uno de los fundadores del Teatre Lliure de Barcelona y director del Centro Dramático Nacional de Madrid desde el año 1983, aseguró ayer en Palma que «en el teatro público, las instituciones no deben interferir en las tareas de los directores teatrales. No he visto nunca que un ministro de Sanidad decida cómo se debe realizar una operación clínica, una tarea que compete exclusivamente a los cirujanos». En este sentido, Pascual considera que «la relación entre Pujals y Flotats no es propio de una república bananera, sino de algo peor».

El director de escena, que ofrecerá el próximo día 16 de marzo una conferencia dentro del ciclo «Teatre Català Contemporani», cree que ha habido un cambio sustancial entre la forma de hacer teatro hace 25 años y ahora. «Hace un cuarto de siglo se dió lo que yo llamaría la explosión del director. Esta especial concepción no se dió gracias a los directores de cine, sino a los de orquesta. Empezó a sonar mucho lo de llamar a una obra, por ejemplo, 'La Traviata de Toscanini' en lugar de 'La Traviata de Verdi'. Esto se contagió al mundo del teatro».

Pasqual matizó que «ahora esto ha cambiado y el acto ha cobrado algo más de protagonismo. Visconti dijo que los actores son como los caballos, hay que guiarlos y controlarlos bien con las riendas. Hace unos años, el director tiraba de las dos. Ahora, tiene una tendencia a guiar al actor con una rienda, dejando la otra suelta». Pascual, nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno Francés en 1985, es autor del proyecto de la Ciutat del Teatre de Barcelona y en la actualidad se encuentra dirigiendo la obra «L'Hort dels ciderers», de Anton Chéjov.