El artista Breno Felicio nació en Brasil hace 59 años y vive en
Mallorca desde hace dos. Desde joven sintió un interés especial por
la pintura, pero no fue hasta un viaje a París, a mediados de los
años setenta, cuando se despertó en él una pasión especial por el
arte religioso bizantino.
Desde entonces han pasado veinticinco años y Felicio ha dejado
huella de su trabajo mural en templos como la catedral de la
Santísima Trinidad, en el estado de Nueva York; la iglesia de
Protección de la Virgen, en la ciudad de Manhattan; o la catedral
de San Jorge, en México. Ahora se encuentra en Palma, trabajando en
la iglesia de Sant Sebastià, pintando, en la parte del ábside, un
mural de diez metros de largo por cuatro metros de alto. El mural
representa un pantocrátor, figura que era habitual en las iglesias
de estilo románico.
«Yo soy una persona religiosa. Sin la Iglesia no podría vivir»,
confesó Felicio. Su trabajo se centra en especial en los iconos, es
decir, en representaciones de lo sagrado, ya sea en murales,
cuadros o medallones. El hecho curioso es que, si bien fue católico
a lo largo de muchos años, ahora es miembro de la Iglesia ortodoxa,
en concreto del Patriarcado de Moscú, al frente del cual se
encuentra Alexis II. Preguntado sobre la posibilidad de un posible
acercamiento entre católicos y ortodoxos, Felicio señaló: «Hay
muchas más cosas que nos unen que las que nos separan». A este
respecto, Alfred Miralles, rector de la parroquia de Sant Sebastià,
indicó: «Cuando Felicio me presentó el proyecto definitivo llamé a
Pere Llabrés, que preside la comisión diocesana de arte, y la
verdad es que antes de una semana nos dieron la aprobación».
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