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El cantante Sting congregó ayer en la plaza de toros de Palma a un público de lo más hetereogéneo, integrado por unas 7.000 personas. Los antiguos fans de Police, ya treintañeros, y los admiradores más jóvenes "seducidos por las melodías del disco «Brand New Day»" no quisieron perderse la velada de ayer, una de las más atractivas de la temporada.

También acudieron numerosos extranjeros, atraídos una vez más por este astro del pop, autor de canciones tan emblemáticas para una generación como ese «Every breath you take», tarareado mil y una veces. Sting alternó, tal y como prometió el miércoles al llegar a Palma, canciones de su ya rico repertorio en solitario con algunos temas del grupo que le dió la fama a finales de los setenta, en pleno movimiento «New Wave». Con ocho músicos en escena y un sonido limpio y moderno, el rubio Sting se lanzó al ruedo con el buen sabor de boca de su último concierto en Palma, a mediados de los noventa, donde llenó el Hipòdrom de Son Pardo. Sting sigue estando en la brecha, aunque últimamente hace gala de actos de divo, como requerir más de un centenar de toallas «limpias sólo una vez» para su concierto de Santiago.