Un libro cataloga por primera vez todas las esculturas instaladas en Palma

Margalida Tur señaló que «Miquel dels Sants Oliver fue uno de los primeros en reclamar el embellecimiento de Palma con esculturas. A principios del siglo XIX se realizaban obras de 'homenaje', es decir, se intentaba rendir tributo a personajes de gran importancia social. De esta forma, Enrique Clarassó inmortalizó a Jaume I. En el siglo XX el enfoque cambia y se defiende otro postulado estético: la escultura como valor en si misma».

El libro contiene una ficha técnica de cada escultura, acompañada de una biografía del autor y, en los casos en que es necesario, una reseña sobre el personaje esculpido. «Palma. Ciutat d'Escultures» cuenta también con aquellas obras que si bien no están actualmente expuestas, se encuentran pendientes de reubicación, como por ejemplo, la obra de Phillip King «Tarranda», retirada de su emplazamiento original a causa de los malos tratos recibidos. En su mayoría, las obras son propiedad del Ajuntament, aunque también se encuentran piezas del Consell de Mallorca y el Govern.

Entre otros autores, es preciso señalar la obra de Fernando Botero («Mujer recostada», en el Aeroport); Joan Brossa («Moscafera», en la UIB), Eduardo Chillida («Lugar de encuentro V», en la Rambla); Joan Miró («Monument» en la calle Conquistador y «Personatge», en Jaume III) o Aligi Sassu («Cavall encabritat», en calle Foners y «Ciclista», en Passeig Mallorca). Destacan también, dentro de este elenco, la obra de Ferran Aguiló, Joan Bennàssar, Josep Canyelles, Anthony Caro, Pomodoro, Remigia Caubet, Rafel Forteza, Josep Guinovart, Ben Jakober, Dennis Oppenheim, Jaume Mir, Mompó, Salamanca...