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JAIME LÓPEZ
El festival musical «Noches Mediterráneas», que se celebra estas semanas de estío en el auditorio del centro Costa Nord de Valldemossa (Mallorca), alcanzó su cénit de afluencia y éxito artístico en la noche del pasado viernes con la convocatoria de Philip Glass, un clásico de las bandas sonoras, la ópera, la orquestación de ballets y la instrumentación de obras teatrales, para que ofreciera un único recital recopilatorio de treinta y tres años de su polifacética y prolífica carrera en el auditorio valldemosí.

Por lo demás, mucha gente guapa y elegante y anónimos melómanos musicalmente movidos a deleitarse con la versión de «The Fourth Knee Play» (1976), un fragmento de las cuatro horas y media operísticas del «Einstein on the Beach». Y silencio sepulcral. Respeto absoluto a la soledad del maestro frente al teclado. Ni una sola cámara fotográfica. Así lo había rogado el maestro.

Éxito rotundo de un músico que hace prácticamente de todo -excepto óperas-rock-. Dicen que es un clásico. El viernes lo demostró una vez más.