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M.DÍAZ/M.GIL El escultor Jaume Mir ha creado una pieza en homenaje a Miguel de Cervantes que se instalará en la ciudad griega de Lepanto. Se trata de una iniciativa que surgió de José María Casasayas, presidente y fundador de la Asociación de Cervantistas, y que ha contado con la colaboración de numerosas instituciones públicas griegas y españolas.

Mir, gran lector de «El Quijote» y conocedor de la vida del escritor, explicaba ayer cómo ha concebido esta obra en bronce de 2'15 metros de alto. «Cervantes tiene muchos monumentos por todo el mundo y todos le representan de la misma manera, con la espada al cinto y un libro en la mano. Yo había leído «El Quijote» y volví a releerlo con ocasión de este proyecto, de tal manera que llegué a la conclusión de que había nacido con dos vocaciones, la militar y la literaria. Por la fuerza de las armas quería conquistar el mundo, cosas materiales, pero en Lepanto recibe un arcabuzazo que le inutiliza el brazo. Tiene que dejar la lucha pero se lanza a otra conquista, esta vez a través de la pluma, de la fuerza de la razón puesta al servicio de la paz, de la concordia».

Por ello el escultor ha concebido a Cervantes enarbolando un pluma «como símbolo de paz». «Cuando junto con Casasayes presentamos el proyecto a las autoridades implicadas se entusiasmaron», apuntó Mir. «Más tarde se me ocurrió añadir al boceto ya hecho otra idea, la de que Cervantes clave su espada en unos libros pero ésta no los atraviesa, sino que se mella». «Estoy convencido de que, como le sucede a muchos artistas, cuando Cervantes escribía 'El Quijote' se autorretrataba. Soñaba con ser el protagonista de las aventuras que vivía el Quijote», añade Mir.