El artista Steve Afif retorna a la pintura después de unos años
alejado físicamente de los pinceles y el resultado de su trabajo es
la exposición que hoy se inaugura en la palmesana galería Altair.
La «pérdida de la fe en mi propio trabajo y las
responsabilidades familiares», "afirmación ésta llena de sincera
honestidad", fueron los motivos que alejaron a Steve Afif de las
telas, aunque en su cabeza y sensibilidad seguía considerándose
pintor porque, además, dibujaba sin parar en cualquier lugar del
mundo al que le llevaba su trabajo. Ahora, «acojonado», según
confesaba ayer, muestra su hacer y desnuda su alma ante el público
mallorquín.
El artista, que lleva la autocrítica al extremo de no acercarse
al lienzo, expone ahora unas telas de gran formato en las que «la
imagen surge de mis obsesiones», apoyada por el dibujo, «que
siempre proporciona al camino», dice, y que él también domina.
Con alusiones a las pinturas negras de Goya, Afif no quiere
hacer una relectura de su obra y asegura que, a priori, no hay
simbolismo en esas imágenes casi fetales pero también apunta que
«puede que sí lo encontrara si, para explicarme, utilizara un
lenguaje psicoanalítico». Y él mismo se sorprende de ver «imágenes
que surgen, que van flotando». ¿Son éstas obras de madurez? «En la
vida todo lo que haces tiene consecuencias y estas no se valoran,
son lo que son». Una «vuelta a casa», así describe Steve Afif esta
exposición que cuelga ahora en Altair y que sorprenderá a quienes
conocían su obra anterior.
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