Mujeres de alcurnia, damas del pueblo, brujas o santas. La imagen
femenina fue un motivo constante en la obra de Francisco de Goya.
Una exposición que se exhibe en el Museo del Prado hasta el seis de
febrero da cuenta de ello con un título muy significativo, «Goya,
la imagen de la mujer», una muestra sobre la que pocos conocerán su
relación con Mallorca. Algunos de los cuadros que se exponen o de
los personajes retratados por el pintor proceden de Mallorca, en el
primer caso, o vivieron aquí, en el segundo.
En la página 181 del catálogo de la exposición se reproduce un
retrato de María Josefa de la Soledad, duquesa de Osuna, de 1873
del que se señala su procedencia: «Juan March Ordinas; por herencia
a su actual propietario». Fue comprado por el fundador de la
dinastía para el dormitorio de su esposa, Leonor Servera. En su
tiempo, María Josefa destacó como mujer ilustrada, gran rival de la
duquesa de Alba, a quien la Inquisición le dejaba tener libros
prohibidos.
La vida no trató bien a María Teresa de Vallabriga y Rozas,
pintada por Goya en varias ocasiones, como en 1783 - 1784. Esposa
del infante Luis de Borbón, hermano de Carlos III, a la muerte del
primero fue desposeída de sus bienes y separada de sus dos hijos
porque su matrimonio había sido morganático. A su hija, María
Teresa de Borbón y Villabriga, a quien el rey había encerrado en un
convento, la obligaron a casarse con Godoy. Ella es la condesa de
Chinchón, cuyo famoso retrato compró el Prado por miles de
millones. A la caída de Godoy, la condesa y su madre se refugiaron
en Palma, en Can Morell (Palau Solleric) y después compraron una
casa en la calle San Bartomeu, Can Santacília o Can Cortés. Sus
retratos están en la exposición.
Un mallorquín, Bartolomé Sureda, presidió la Real Manufactura de
Porcelana del Buen Retiro y perteneció al círculo de conocidos de
Goya, quien le retrató a él y a su esposa, la francesa Teresa Luisa
de Sureda, en cuadros que formaban pareja. También se exhibe la
colección del marqués de la Romana, familia que construyó el
castell de Bendinat. Son seis escenas de los «Caprichos» que
estuvieron en Mallorca. En el catálogo, al citar su procedencia, se
dice: «Juan de Salas, Palma de Mallorca; antes de 1811, Pedro Caro,
marqués de la Romana, Palma de Mallorca; 13 de mayo 1870, venta
Hôtel Drout, París; hacia 1900, marqués de la Romana, Madrid; por
herencia hasta su actual propietario».
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