El director británico Paul Greengrass (izquierda), consiguió el Oso de Oro en la Berlinale.

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GEMMA CASADEVALL - BERLÍN La 52 Berlinale partió salomónicamente en dos su Oso de Oro, que se fue ex aequo para el político «Bloody Sunday», de Paul Greengrass, y para los dibujos animados de «Spirited Away» de Hayao Miyazaki, mientras que reservó su Premio Especial al cine «anfitrión», con «Halbe Treppe», del alemán Andreas Dresen.

El jurado del Festival Internacional de Cine, presidido por la directora india Mira Nair, hizo un esfuerzo de concentración para responder a su propósito de «mimar» a lo innovador, al cine de alto voltaje político y, además, a la maravillosa «Lundi matin», de Otar Iosseliani, que se llevó el Oso de Plata al director.

Los premios de interpretación, a la actriz Halle Berry, por «Monster's Ball», y a Jacques Gamblin, por «Laissez-passer», eran una manera indirecta de distinguir al alegato antirracista de Marc Forster, así como de no hacer marchar de vacío a Bertrand Tavernier, a pesar de que su película no convenció.

«El Oro a 'Bloody Sunday' me llena casi de orgullo, porque de alguna manera esa película no sólo refleja el conflicto norirlandés, jamás extinguido, sino también otros conflictos de muchas partes del mundo y muchas cosas que pasan ahora mismo en Argentina», explicó la directora argentina Lucrecia Martel, miembro del jurado.

«El otro Oro para Miyazaki es asimismo muy satisfactorio, por la pequeña revolución que implica premiar a los dibujos animados en un gran festival internacional», añadió Martel, quien calificó a su director de «Lewis Carroll japonés».

«Lundi matin», una película donde aparentemente no ocurre nada y que tiene aires de Aki Kaurismaki, mezclado con Jacques Tati, es un mosaico de personajes «que te quedan dentro y que reflejan un mundo con una sonrisa, a veces un gesto», explicó Martel.