Los responsables de Patrimonio Cultural del Consell Insular
presentaron ayer el material bajorromano y bizantino encontrado en
el Castell de Santueri de manera «casual» y en superficie por un
ciudadano suizo. A partir de aquí los arqueólogos del CIM hicieron
unas prospecciones con detector de metales para las que se solicitó
permiso, que les fue concedido. Las piezas mostradas ayer son fruto
tanto del hallazgo del suizo aficionado a la arqueología como de la
posterior prospección autorizada.
El CIM presentó éstas tras la polémica suscitada por un artículo
publicado en «El País» relatando la historia. La entrega fue en
1998 y la excavación, en julio de dicho año, según se explicó ayer,
y consta en un documento de la Comisión de Patrimonio en poder de
este diario. Fue en diciembre de este año cuando entró en vigor la
Llei de Patrimoni en la que se prohíbe el uso de detector de
metales. Monedas, un par de ellas de oro; hebillas; jarras y
fíbulas. Distintos metales, hueso y plomo. Estas tipologías y
materiales bajorromanas y bizantinas, épocas de las que se carecía
de material, integran el hallazgo.
La polémica surgió cuando el rotativo nacional publicó que el
hallazgo había sido hecho por un ciudadano suizo en repetidas
visitas al castillo «sin que nadie le viera» y unas declaraciones
de Joana Maria Palou, directora insular de Cultura y Patrimonio,
sobre que «este señor suizo no es un fortuito ni un avasallador»,
lo que, por las palabras dichas por ella y por la consellera Maria
Antònia Vadell, no se puede afirmar a ciencia cierta ya que nadie
vio al suizo en el castillo, sólo «aventurar la hipótesis» de la
buena fe de este señor, como explicó el arqueólogo del CIM Biel
Pons. «Ninguno sabe cómo se hicieron estos hallazgos», reconoció
ayer Pons, que fue quien recibió los materiales que el suizo
entregó cuando comunicó al CIM el hallazgo. Según apuntó el
arqueólogo, «este señor me dijo que antes había ido a notificarlo
al Museu de Mallorca y el director lo envió a nosotros, por lo que
debemos suponer que el director tenía conocimiento de causa cuando
se hizo el depósito».
El CIM depositó las piezas en el Museu de Mallorca unos días
antes de que saltara la noticia del hallazgo, el pasado día 19,
cuando las retiró para el estudio de las mismas que lleva a cabo el
Instituto Alemán de Arqueología. Cuando surgió la polémica, el
director del museo dijo a este diario que él desconocía que dicho
depósito fuera de Santueri. Palou apuntó ayer que en el museo,
donde es habitual depositar hallazgos de material arqueológico,
existe un inventario general de los mismos dando a entender que
éste también debía ser conocido por el director. «El director
escribió de su puño y letra en las cajas Castell de Santueri»,
añadió el arqueólogo del CIM.
ARCA fue invitada ayer a la reunión de los responsables del CIM
con los periodistas y acudió como representante Antonio Blanes,
quien dijo a este diario que resulta «difícil creer que las piezas
aparecieran en superficie y de forma casual porque no es frecuente
metal en superficie y, en especial, de época bizantina».
¿Lo importante es el patrimonio, y punto
final?
«Se hizo y se debe hacer lo que más conviene
para que el patrimonio de Balears quede en Balears», dijo ayer
Damià Pons, conseller de Cultura del Govern, que en la época de
autos era el responsable cultural del CIM. Los arqueólogos,
reunidos anteayer en asamblea, enviaron una carta a los medios en
la que mostraban su preocupación por toda esta historia y se
preguntaban las medidas que se iban a tomar respecto. Ninguna, que
se anunciara ayer: «No se esconde nada», dijeron Palou y
Vadell.
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