Rafael Moneo se siente como una persona interesada en ofrecer a los
demás «lo más propio», con una obra que incide en «territorios por
los que otros no caminan». La exposición que acaba de inaugurar en
Palma, en la Fundació Pilar i Joan Miró y en el Colegio de
Arquitectos, resume diez años de trabajo, de 1990 a 2002, partiendo
de la fundación palmesana como origen de conceptos hasta llegar a
la catedral de Los Àngeles (EE UU).
Moneo se expresó como si esta exposición cerrara una época, dijo
haberse visto «sorprendido de las muchas cosas que he hecho durante
estos diez años, muchas obras y mucho trabajo», asegurando que
espera un futuro más «sosegado».
La muestra ha reunido varios de sus proyectos y, a su juicio,
reflejan «una persona interesada en ofrecer a los demás lo más
propio, en hacer una obra encaminada a territorios por los que
otros no caminan». Moneo, que ayer prefirió «hablar de
arquitectura» más que de posiciones «éticas o políticas» explicó
ampliamente su proyecto para el Museo del Prado, pero tampoco
eludió cuestiones que le llevaron a reflexionar sobre la relación
que mantiene el ser humano con la naturaleza en lo que se refiere a
arquitectura y urbanismo, cómo conciliar el progreso, «el
individualismo en el que nos movemos» con el respeto, un asunto
«que los que viven en esta isla conocen mejor que nadie». Moneo se
preguntó: «¿Quién restringe el uso cuándo los medios son muy
abundantes?».
Respecto al proyecto para el Museo del Prado, contestado por
algunos sectores, apuntó que se trata de «un trabajo en el que los
saberes específicos del arquitecto ayudan a resolver, dentro de
unos márgenes muy estrictos, el problema que se plantea. Desde este
punto de vista, creo que es un buen trabajo».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.