Destaca entre ellos el «nadie es perfecto» con que concluye «Con
faldas y a lo loco», considerada por el Instituto del Cine
Americano como la película más divertida de la historia. Además,
«El crepúsculo de los dioses» «Sabrina», «El apartamento», por la
que ganó tres Oscar, «Irma la dulce» o «La tentación vive arriba»
son algunos de los títulos más famosos de una carrera que Wilder
inició como guionista, antes de pasar a la dirección. Entre sus
obras más recordadas figuran las que hizo junto a la que bautizó
como su pareja cómica de actores preferida, Jack Lemmon y Walter
Matthau, con quienes trabajó en «Primera plana» o en «Aquí un
amigo», filme con el que se retiró en 1981.
Sin embargo, Wilder no tenía tan buen concepto de Marilyn
Monroe, a la que contribuyó a convertir en un mito erótico con
películas como «Con faldas y a lo loco» y «La tentación vive
arriba», de la que destaca la repetida escena de la actriz con la
falda levantada por el aire del metro. Antes de su primera película
juntos, Wilder creía que había «docenas de mujeres como ella en
Nueva York», aunque delante de la cámara vio que era especial. Sin
embargo terminó por no aguantar el comportamiento de la estrella.
Su relación fue muy distinta con Jack Lemmon, uno de sus actores
fetiche y con el que durante dos décadas retrató el lado oscuro del
sueño americano en filmes como «El apartamento» (1960), que le
convirtieron en el único director que logró tres Oscar en el mismo
año, sumando al de realizador el de mejor guión y mejor
película.
Entre sus más de 50 filmes destacan además «Irma la dulce», con
Shirley MacLaine y de nuevo Lemmon; «El crepúsculo de los dioses»
con William Holden y Gloria Swanson; «Perdición» con Barbara
Stanwick o «Testigo de cargo» con Charles Laughton y Tyrone Power.
Se retiró porque en Hollywood cada vez le era más difícil poner
proyectos en marcha, ya que era el dinero el que mandaba. «Ahora es
mucho más difícil dirigir. Todo está en manos de la gente con
dinero, que dictan lo que tiene que hacerse. Cuando yo hacía
películas, íbamos a la oficina, les decíamos lo que queríamos, y
entonces lo hacíamos», comentó hace unos años Wilder, a quien los
estudios no querían ver dirigir por los elevados costes de los
seguros debido a su avanzada edad.
Sin embargo, el maestro del cine nunca dejó de escribir y, según
han contado aquellos que le conocían, siguió acudiendo a su
despacho en Beverly Hills todos los días hasta hace pocos años y
conservando todos sus escritos. Billy Wilder, «Dios» para el
cineasta español Fernando Trueba, falleció el miércoles por la
noche en su casa de Beverly Hills a causa de una neumonía. De la
misma forma que Trueba le dedicó el Oscar conseguido por «Belle
Epoque» como mejor película extranjera, son muchos los artistas de
Hollywood que han reverenciado su figura. Para Kevin Spacey, su
pasión hacia este autor es tal que recientemente adquirió el
respaldo de su silla de director donde se puede leer su nombre.
Para Frank Darabont, realizador de películas como «The Green
Mile», su influencia es «tremenda» en la historia del cine pues
considera a «El crepúsculo de los dioses» como el mayor placer que
ha disfrutado nunca en la gran pantalla. El actor Tony Curtis, que
trabajó en «Con faldas y a lo loco», expresó su admiración por el
cineasta. Wilder tenían una gran «habilidad para ver a través de
las cosas y un conocimiento innato de la condición y la naturaleza
humanas», afirmó.
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