«Se trata de una filigrana narrativa, un juego de palabras entre
sentimientos de viaje, huidas y emigraciones del norte al sur». Dos
jóvenes estorninos recorren un trayecto iniciático que les acercará
un poco más a la madurez. Gabriel Janer Manila centró su último
trabajo, «Vola, vola..., Josh», editado por El Vaixell de Vapor, en
las pericias «de una pareja joven que empieza en la vida». El
escritor decidió adentrarse en el mundo de esta clase de pájaros
porque poseen cierto «encanto».
«Parecen antipáticos y desagradables ya que ensucian las
calles», pero, a pesar de este rasgo, «tienen una característica
con gracia». Cuando llega el frío del invierno, emigran hacia el
sur y cambian «su forma de alimentación». En el norte, «son pájaros
benéficos porque se comen lo que perjudica a los humanos». En el
sur, hacen todo lo contrario. «Me gustó el cambio en función de la
existencia», aseguró Janer Manila.
La intención final de la obra, que «un niño lector se pueda
proyectar en la historia». No se trata sólo de un libro para los
más jóvenes, sino para todos los «posibles lectores», sin importar
su edad. Para lograr más veracidad en el texto, el autor se
documentó. Un ejemplo, «los estorninos viajan muy compactos para
espantar a los halcones». La razón, «la naturaleza es terrible y el
que tenga menos fuerza caerá el primero». Todo para mostrar la vida
misma, «qué significará, las dificultades que aparecerán» y siempre
teniendo en cuenta que «habrá que correr mucho para conseguir
llegar a buen puerto», dijo el autor.
En su viaje hacia el sur, los estorninos conocen a Pinocho en
Florencia. «Quise incorporar un personaje ficticio muy mediterráneo
dentro de una ficción». Un referente conocido y un lenguaje
asequible. «Escribir es escribir, no pienso en que estoy contando
una historia para los niños sino que podrán leerla los más
pequeños». En el momento de narrar, sí se tienen en cuenta algunos
aspectos, como el no excederse en «las descripciones». «No hay una
receta mágica que explique cómo hacer literatura para niños». En
realidad, ya sea para adultos o para los pequeños, siempre se busca
un mismo objetivo: «Crear emociones poéticas y divertidas dentro de
la mente del lector».
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