Luis Racionero restó ayer importancia a la decisión de la Audiencia
de Barcelona de retirar su libro, «El último cátaro», tras una
denuncia de los historiadores Félix Villagrasa y Francesc Maestra,
que le acusaban de plagio de su obra «El último cátaro.
Conversación con Jordi Ventura». Se trata de una medida cautelar
que revoca una decisión de un Juzgado de Primera Instancia en
contra de los demandantes. El escritor, urbanista y director de la
Biblioteca Nacional estuvo en Palma para dar una conferencia sobre
Josep Pla dentro de un ciclo organizado por la Caixa. Racionero
opina que desde que dirige la Biblioteca Nacional es objeto de una
campaña de desprestigio.
«Si un señor desconocido quiere notoriedad y dinero, pues allá
él, que lo pruebe, la única coincidencia con mi novela es el
título; no le veo la cuestión por ninguna parte». Racionero confesó
que está dispuesto a cambiar el título de esta obra en litigio por
«El penúltimo cátaro», lo que no desvirtuaría el contenido del
mismo. «Una cosa es el libro y otra el título, unas veces son
explicativos y otra veces no».
No es la primera vez que el trabajo literario de Racionero
aparece relacionado con el supuesto plagio. La pasada primavera se
habló de que otro de sus libros, «Atenas de Pericles», contiene
páginas de «El legado de Grecia», de Gilbert Murray, (Edi. Pegaso
1944). Entonces, el autor habló de intertextualidad. Según publicó
«El País» el 18 de abril de 2001, habló de «Buscar lo que han dicho
otros y contarlo. No vas a inventar. Lo hacemos todos». De estas
declaraciones puntualizó ayer: «Yo no sé cómo se reproducen las
cosas que uno puede decir, se pueden sacar de su contexto, yo no he
oído cintas; lo que es evidente es que cuando hay que escribir de
temas históricos leemos lo que ya está escrito, no creo que nadie
tenga la ciencia infusa».
A la pregunta de que si en este caso no se deben citar las
fuentes, ya que a él se le acusó de no hacerlo, afirmó: «Claro que
sí, evidentemente». El director de la Biblioteca Nacional cree que
estas denuncias son producto de una campaña «intencionada desde que
soy director de la Biblioteca Nacional», un puesto que no considera
de carácter político. Esta campaña iría contra su obra, su persona
y su cargo «contra todo». Por tanto aseguró que no piensa dimitir.
«¿Por qué?, en absoluto», señaló. «No me sorprende», respondió
entre carcajadas a la petición de su dimisión por el PSOE.
Respecto a la coincidencia de títulos en obras de distintos
autores se refirió a «Todas las almas», de Javier Marías, que
coincide con «All the soul», así titulado en inglés uno de sus
libros. O «Cesar o nada», «que utilizó Vázquez Montalbán hace un
par de años y que ya utilizó Baroja». Autor de un diseño
urbanístico para Porto Adriano, dijo que continúa ejerciendo esta
asesoría «si sale un trabajo lo hago, si puedo, si sé».
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