Una parte de la muestra que puede verse en el Centre de Cultura Sa Nostra. Foto: J.T./J.M.

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Charles-Édouard Jeanneret como excusa para reflexionar sobre temas arquitectónicos y para divulgar los conceptos del movimiento moderno. Creador, teórico, divulgador y polemista, radicalizó sus posiciones para forzar a hablar de arquitectura. Con la misma intención llega a la isla la exposición «Le Corbusier. Viatge al món d'un creador a través de vint-i-cinc arquitectures», que se inaugura esta noche a las 20.30 horas en el Centre de Cultura Sa Nostra y en la Direcció General d'Arquitectura i Habitatge.

La muestra está producida por la Fundación Pedro Barrié de la Maza y nació en 1997. El trabajo de investigación realizado «recorre el proceso de formación, el corpus teórico y creativo» de Le Corbusier a través de 25 piezas que ejemplifican «la evolución del pensamiento del arquitecto», explicó Pedro de Llano, comisario de la muestra. Es la primera vez que Mallorca acoge una exposición sobre el suizo, quien, en 1932, visitó la isla acompañado de Sert. Buscaba elementos de la arquitectura popular «como ejemplo de racionalidad». Absorbía lo que le interesaba del mundo para crear una arquitectura nueva».

La exposición enseña las diferentes etapas creativas del artista y las enlaza con el presente con un punto de vista didáctico. «Le Corbusier trabajó durante la revolución industrial cambiando las bases; en la actualidad, la revolución digital está variando la arquitectura», por lo que «hay que aprender a materializar su trabajo teórico», según De Llano.

La arquitectura histórica «basada en muros de piedra en los que no había huecos, creando interiores húmedos y con poca luz» reinaba a principios de siglo. Le Corbusier rompió con la teoría y liberó los espacios, creando elementos como la «terraza-jardín o las cubiertas». Un ejemplo: el sistema Dom-ino, presente en la muestra. La exposición continúa por los años 20 y el nacimiento del «purismo» cuando «empieza a criticar las ciudades históricas». La solución: «Grandes viviendas colectivas» como La Unité de Habitación de Marsella. En los años 30 se aproximó al surrealismo y «adoptó formas orgánicas». La India le llamó para que reconstruyera la ciudad de Chandigarh, creando «una arquitectura ligada a las peculiaridades del país». Por último, los años 60 están presentes con piezas que «recuperan la sencillez de las primeras obras». Todo un proceso de aprendizaje unido a la evolución de la cultura.