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Un catedrático de Historia de la Música de la universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos, Jeffery Kallberg, ha reconstruido un preludio que el compositor romántico Frederic Chopin dejó inacabado durante su estancia en la Cartoixa de Valldemossa, cuando vivió en la Isla en compañía de la escritora francesa George Sand.

La partitura, conjuntamente con otra, son las dos únicas piezas que el compositor polaco dejó inacabadas cuándo murió en 1849 a la edad de 39 años. Antes de su fallecimiento, en un afán porque de su música sólo quedara aquello que él consideraba «perfecto», dejó por escrito que todos estos documentos, así como otros sin publicar, fueran quemados.

Un deseo de Chopin que no fue cumplido, lo que ha permitido que ahora los amantes de su música puedan escuchar este preludio tras su reconstrucción. La patitura fue localizada en la librería Morgan de Nueva York, donde hacía veinte años que se guardaba.

La obra, a la que Chopin no le puso título, ha sido llamada por el catedrático de la universidad de Pennsylvania, «The devil's trill», por sus similitudes con la sonata para violín de Tartini, compositor que tuvo una notable influencia sobre Frederic Chopin.

El estreno de esta composición está previsto para el próximo mes de julio durante el Festival de Música de Newport, en Rhode Island (EE UU). La música será interpretada por el pianista francés Alain Jacquon.